No había luna esa noche, mucho menos estrellas que pudieran reflejar la ira en ese par de ojos castaños que esperaban que el director financiero de Harmony y Asociados dejara el club para ordenarle a su chofer que lo llevara de regreso a su apartamento, ahogado en alcohol y cocaína por la segunda noche consecutiva de celebración por la absolución de su juicio. Una pequeña y delgada silueta siguió al Mercedes negro en su propia moto desde una distancia prudente, no era la primera vez que se dedicaba a un seguimiento nocturno, tampoco era la primera vez que se dedicaba a cazar a grasientos corruptos que se escabullían con artimañas legales de la justicia, estaba acostumbrada a observar y recabar información, aguantando las ansias de atacar a su presa hasta esperar el momento oportuno, al final, la espera casi siempre lo valía...casi.
Faltaban 20 minutos para las 6 de la mañana, el sol ya despuntaba y el desgraciado ya subía a su piso, solo, seguramente para dormir el resto del día ¿y ella?, si tenía suerte y corría a todo lo que daba su motor de regreso tendría dos horas de descanso para prepararse antes de regresar al trabajo.
Las nueve y media en punto y la malhumorada detective de investigaciones antifraudes del FBI entraba a las oficinas con un café, en la izquierda y en la diestra el celular deslizando las noticias con minuciosidad. A pesar de su escaso 1.55 y su ropa casual la presencia de Kara Ventnoir se sentía con fuerza en esa oficina, más cuando entraba enojada, llevaban trabajando el suficiente tiempo con ella para saber que no era muy sensato hablarle a primeras horas de la mañana los días posteriores a que algún objetivo que era a todas luces culpable se librase de tocos los cargos de fraude en el juzgado por las artimañas de algún viejo y costoso abogado. La mujer camino directo a su escritorio sin fijarse en nadie, antes de sentir como un brazo se apoyaba sobre su cabeza para poder fisgonear en la pantalla de su celular.
- ¿De nuevo los tabloides? Ya sabes lo que vas a encontrar ¿cierto? El imbécil rodeado de chicas y cocaína, celebrando que se salió con la suya, viviendo la vida a lo grande mientras tú estás aquí sulfurando como un duende gruñón por que se nos escapó, ¿porque mejor no entras a facebook y aceptas mi solicitud de ayuda por vidas?, estoy a nada de pasar de nivel. - La voz burlona de su alto y corpulento compañero de trabajo se dejaba escuchar desde arriba, él había sido su único compañero de investigaciones constante desde que había ingresado al buró y era el único con la suficiente confianza para molestarla en su periodo post fracaso o PPF como todos en el lugar abreviaban a sus espaldas.
- En serio a veces envidio la capacidad que tienes de pasar de página luego de haber perdido meses de tu vida investigando a ese bastardo, Ruiz, luego recuerdo que eres un gordo idiota adicto a los juegos de celular y se me pasa, ahora saca tu maldito brazo de mi cabeza o te lanzare mi café en los genitales. - Respondió siseante Kara con aquel marcado acento francés rural que mezclado con el enojo la hacían sonar como una serpiente cantarina. Apreciaba de corazón a Manuel Ruiz, era leal, confiable, divertido, casi nada podía bajar su buen humor y aun siendo el encargado extraoficial de hacer las bromas sobre todos en la oficina era uno de los más queridos del lugar, además siempre la invitaba a cenar con su familia en los días festivos para que no se sintiese sola, pero en ese momento, la frustración y la falta de sueño no la dejaban recordar los buenos momentos hasta que:
- Ingrit hizo pie de nueces anoche y traje porción doble, trae una silla y tu café a mi oficina y te dejare una mordida. - Luego de aquello el enorme oso de 1.90 despeino a su compañera y se fue.
- Ese maldito vejestorio siempre sabia como disminuir el mal humor de Kara quien guardo el móvil en el bolsillo de su pantalón y arrastro la silla de ruedillas desde su escritorio hasta la "oficina" de su compañero que no era otra cosa que el escritorio ubicado exactamente frente al suyo, tomo con la mano y sin ninguna vergüenza una de las dos tajadas de postre de la mesa de su amigo y de un bocado engullo casi un tercio de este.

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Grandes Demonios en Nuestros Tiempos
Fiksi Umum"Soy lo que ustedes no son capaces de ser, jurado y verdugo de las almas impias,la condena es castigo eterno para aquel que trata de mentir en mi presencia- Soy la venganza de aquellas almas que ahogadas en rencor claman a mi por algo de justicia. N...