Sus labios poco a poco se abrían para responder me, necesitaba saber sí era él.
-Amu, tanto tiempo que no sé nada de ti.-poco a poco tomaba compostura y avanzaba para acercarse a mí, tenía el cabello más largo que la última vez que lo ví, en la boda, su violín seguía siendo su gran compañía.
Sentí que ya estaba cerca, y mi cuerpo tembló, sus manos fueron directamente hasta mis mejillas, me levantó la cara, no me había percatado que todo este tiempo mis ojos miraban el pavimento.
Mis mejillas se tornaron de un carmesí suave. "Qué demonios me pasa" mi cabeza retumbaba y me aturdía.-Dime que tienes, Amu.-su voz salió tan suave, como si hubiera sido una suave brisa de las olas chocando en las rocas haciendo un gran estruendo, sus ojos, parecía que me estuvieran estudiando, se sentía como antes el tacto que tenía conmigo.-¿Acaso no puedes creer que e vuelto por ti?
Era él, mis ojos se abrieron ante el asombro, siempre era tan directo, mis manos fueron donde las suyas y suavemente me solté de su agarré, alejando me .
-¿Al fin pudiste encontrar a tu padre, verdad?- dije mientras tenía una dulce sonrisa.-Es genial que lo hallas encontrado estoy muy feliz por ti.- mis pasos me hacían retroceder, quería huír, tenía muchas cosas en mi mente que ahora el saber que él estaba acá me hacía querer llorar.
-¿Por qué te alejas?-su voz hizo eco en mí cabeza "¿Era enserio su pregunta?, no puede llegar y decir que viene por mí, era mucho más de lo que podía soportar"
Me dí la vuelta y empecé a correr, necesitaba estar lejos de él, lo extrañe como la mierda, pero no quería que me viera tan vulnerable por su regreso, yo no soy así.
Mi corazón no dejaba de latir aceleradamente, sentí como él no me perseguía, él sabe que no estaba lista, agradezco cuando él se puede dar cuenta de mis sentimientos. No quiero herirlo, no es mi idea, pero primero es mi salud mental, necesito tiempo conmigo.
Llegué a mi hogar, agarré la llave y abrí la puerta, la cerré y fui directamente hacía las escaleras, no quería que mis padres supieran que estoy así, llegué a mi habitación y la cerré mientras suavemente me senté contra la puerta.
Suspiré mientras miraba el techo.
Ésto no debe ser real, siempre huyó pero no enfrentó, seguía siendo esa niña que se ponía nerviosa frente a un gato ladrón.Cerré los ojos y abracé mis rodillas mientras que mi cabeza se escondía de la luz.
Quería liberarme, necesitaba soltar mis sentimientos sola.×××
-Amu.-una dulce voz sonaba atrás de la puerta, era chillona, la puerta se abrió en seco haciendo que mi cuerpo se levantará bruscamente.
Era mi hermana menor, Ami.-¿Por qué dormiste en el suelo?-estaba tan confundida, igual que yo, acaso en ningún momento me levanté, mi cuerpo me empezó a doler, estaba tensado.
-Creó que no llegué a la cama a tiempo.-no quería preocuparla, era lo de menos, me brindó su mano y con ella me levanté.-¿Ya está el desayuno?-una buena forma de terminar el tema, fui directamente al baño para poder lavar mi cara y ponerme un poco de corrector en mis grandes ojeras.
-Sí, mamá y papá me pidieron que te levantará, también que puedes llegar tarde a la universidad.-su mirada curiosa me perseguía hasta en el espejo del baño.
-Baja y diles que ahora voy, me tengo que alistar.-termine la conversación antes de que me haga más preguntas, necesitaba un poco de soledad.
-Ok.-y con eso salió de la habitación escuchando el golpe de sus pies contra las escaleras.
Al fin pude verme sin miedo contra mi reflejo, no podía creer que me hubiera quedado dormida llorando¿Desde cuando me había vuelto tan sensible?
Después de llamarme la atención, salí del baño, ya había puesto un poco de maquillaje para que pueda disimular mis ojos.
Me vestí, agarré mi maletín y metí un folder más unos lapiceros, ahora sí podía dar la cara a mis padres.
Bajé rápidamente agarré una tostada y de un sorbo terminé mi jugo de naranja.
-¿Tienes prisa Amu?-mi madre me veía preocupada al verme impaciente de salir de mi casa.
-Sí hoy, tengo clases muy importantes y no puedo llegar tarde.- me acerqué y le dí un beso en la mejilla, igual que a mi padre y al final a Ami que andaba susurrando le algo a un guardián, sí, Ami ya tenía su propio guardián, sonreí discretamente y me fui.
Me parece dulce saber que ahora mi hermana tuviera con ella su personalidad, en verdad extrañó a mis niñas y eso me ponía algo triste, pero sé que ellas ahora están dentro de mí, en mí corazón.
Al fin había llegado al paradero, hasta que encontré a mi bus y subí, me senté y miré por la ventanilla el cielo estaba más soleado de costumbre, todo estaba normal, estable, quisiera que siempre fuera así, hasta que ví una cabellera dorada brillar ante el sol.
"Tadase"
-Amu.-su voz no había cambiado nada, seguía teniendo ese timbre tan suave y delicado.-Al parecer tomas el mismo bus que yo. Y
No sabía que decirle hace tiempo que no lo había visto, después de que lo rechacé.-Sí, al parecer.-no quería ser cortante pero no lo podía evitar.
-Lo sabes¿verdad?-su voz sonaba recta, en afirmación.-Que Ikuto regreso.-su mirada estaba fija en el camino mientras yo seguía mirando en la ventanilla.
-Si sé que regreso, choqué con él.-al decir lo volteó rápidamente a mirarme, me sentí incómoda al punto de sonrojarme.
-Supongo que ya hablaron.-quería saber más, la insistencia en su timbre de voz me causo que lo mirará para después decir lo siguiente.
-Huí.-fue lo único que salió de mí, me molestaba tanto tener que recordar cómo tan cobarde no pude enfrentar la situación, sí tan solo me hubiera quedado ahí sería diferente.
-¿Enserio pero, porque?-estaba confundido, él sabe que yo no soy de escapar en los momentos más importantes pero ayer, yo no estaba en mí.
-Fue complicado, no supe cómo reaccionar, necesitaba escapar.-me es difícil admitir que aún Ikuto me pone nerviosa.
-Esta bien sí no estás lista para algo pero eso no significa que debas esquivar la realidad, merecen hablar sé.
"Supongo que tiene razón." Pensé antes de que él bajará del bus dejándome sola pensando en sus palabras, parece que él aún me quiere cuidar aunque ahora sabe que hay alguien el cuál le ganó.

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Soy tu necesidad
FanfictionEn sueños está con él, con su enemigo pero, él le prometió que volvería por ella. ¿Quien sabe cuándo ella sentirá ese dulce gato callejero otra vez? ella lo tiene a su merced, siempre.