La trampa de la bruja

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Desperté con Edda a mi lado. Estábamos en la boca de la cueva, los aldeanos habían logrado despejar ambos derrumbes.

- ¿Qué ocurrió, Sakura? - inquirió preocupada.

- Lo sentí, sentí a Lee - expliqué con la mirada perdida -. Él me sujetó desde afuera, tal como hizo en el pasado...

- Pero qué estás diciendo, Lee sigue en el fondo de la cueva, muerto.

- Lo sé, pero es que... Era él, estoy segura -insistí.

Edda me miró un momento y decidió dejarlo así. Se levantó y dándome la espalda se preparar mis armas.

- Será mejor que vayas ya a la batalla - aconsejó -. Tus tropas te necesitan, hace un par de minutos tomaron nuestro palacio. Ahora están invadiendo el castillo de la bruja.

Me paré de inmediato y recibí mis armas con impaciencia. No más distracciones, no podía darme ese lujo por más tiempo. Luego haría el luto, ahora debía encarar a mi enemiga. No debía perder más tiempo con ilusiones dolorosas. Edda tenía razón, el cuerpo de Lee era la prueba.

Cuando llegué al castillo observé una gran batalla. Había muchos soldados de la bruja luchando con los míos, todos enmascarados, como si fueran máquinas. Sabía que ya estaban agotados tras una noche de pelea, aún con el sistema de relevos que determinamos en la aldea. Por un momento creí que los soldados de la bruja peleaban con las mismas técnicas de Lee, pero opté por no pensar más en eso.

Comencé a luchar contra uno de los soldados de la bruja, esta vez sin vacilar. Mi entrenamiento daba frutos, logré vencerlo y continuar mi camino. Pronto otro me atacó y volví a arremeter. Tenía que llegar hasta donde estaba la bruja. Mis aldeanos me indicaban que estaba en la torre principal del palacio, en el último cuarto, así que ahí me dirigí.

Eran demasiados soldados enmascarados, más de los que habíamos imaginado. Era un milagro que hayamos podido vencer a la mayoría, pues cada vez ganábamos más terreno. Pelearíamos hasta la muerte, jamás nos humillaríamos siendo prisioneros. Hoy se decidía todo, el destino de la aldea que quedaba de mi reino.

Cuando llegué al último cuarto de la torre principal, supe que en definitiva ahí se encontraba la bruja. Reconocí el cuarto como el mismo donde Lee se había entregado voluntariamente para salvar mi memoria.

Entré, todo seguía igual a ese día. Las alfombras, las cortinas, los muebles y el trono, curiosamente vacío. ¿Acaso la bruja había escapado? No podía creer que todo hubiera sido en vano, ¿mi venganza se quedaría inconclusa?

- ¿No era esto lo que esperabas? - escuché una voz conocida atrás de mí.

Al girar, la vi. La bruja estaba mirando por una de las ventanas opuestas al trono. Tenía los ojos completamente negros y una sonrisa confiada que me causó repulsión. Me puse en posición de combate, entonces más soldados enmascarados llegaron por los costados y se detuvieron entre la bruja y yo.

- Prueba tu fuerza, tu ira y tus ganas de venganza. Prueba que en verdad puedes con ellas - incitó la bruja -. Acaba con ellos tan fácilmente como hiciste abajo, sin piedad. Vamos.

No entendía sus palabras. ¿Qué pretendía lograr?

- Prueba que tienes el valor suficiente para matarlos, o mejor dicho, para matarlo.

En ese instante, los soldados que la protegían se quitaron sus máscaras...

- Pero... ¿Cómo?

Todo en mí se estremeció. No podía ser posible lo que veían mis ojos, me mente seguía engañándome.

Frente a mí se encontraban varios Lee protegiendo a la bruja.

- Así es - continuó ella -. Todos son Lee. Todos y cada uno de ellos. El Lee que encontraste en el palacio y que llevaste a tu cueva para morir; el Lee que milagrosamente se acercó a sujetar tu mano tras aquel derrumbe que provoqué. Incluso los Lee que mataste sin piedad alguna hasta llegar aquí.

- No es cierto... ¡No es posible! - grité enfurecida -. Solo hay un Lee, y murió en el palacio cuando yo acababa de recobrar mi memoria.

- ¿Y por qué estás tan segura de que ése era el verdadero Lee?

- Porque fue capaz de recordarme - respondí casi en un susurro.

Empecé a revivir ese momento, podía escuchar su voz...

"Princesa, debes escapar..."

"Te dije que nunca te abandonaría y no pienso hacerlo."

"¡Vete! ¿Que no ves lo que hice por ti? ¿Por qué quieres desperdiciar tu vida cuando yo sacrifiqué la mía para mantener viva?"

- Los otros Lee fueron incapaces de recordarme, por mucho que yo tratara de hacer que lo hicieran - proseguí -. Aquel Lee no dejó de atacarme, en cambio, el verdadero Lee sí.

Una lágrima se deslizó por mi mejilla, la bruja me miraba sin perder la confianza. Seguía sonriendo de manera despiadada al verme sufrir. 

 

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