Cristina bajó del camerino de Amelia mucho más feliz de que lo que subió, según comentaba la entrevista le había ido a las mil maravillas. Para cada pregunta que Amelia le hacía, ella tenía la respuesta acertada, al ser la última en hacer la prueba, se había ido memorizando cada posible pregunta y a su vez cada posible respuesta. Si antes lo tenía claro, ahora estaba casi convencida de que ella sería la elegida.– No lo sabemos Luisita, todas tenemos las mismas posibilidades – agregó Cristina aprovechando el momento en el que todos los clientes estaban atendidos.
– No es verdad, tú eres quien más sabe de ese mundo y quien más la conoce. Vas a ser la elegida ya verás – declaré poniendo en su sitio los vasos limpios que Cristina me los iba dejando en la barra.
– No sabemos tampoco que es lo que busca, aunque no te voy a negar que me encantaría.
Por mi parte yo ya había perdido toda esperanza alguna de serlo, no me podía comparar con los conocimientos que tenía Cris o seguramente las otras chicas, la esfera de protección que había creado mi familia era muchas veces más un castigo que un alivio.
No podía negar que mi familia desvivían y que siempre habían querido lo mejor para mí, pero muchas veces lo más seguro no es lo que no te hace feliz y hay que intentar sustituir lo fácil por lo arriesgado.
– Yo si fuese ella te escogería a ti la verdad – dije sincera apilando todos los vasos restantes para que quedaban en la misma posición uno respecto al otro.
– Luisita no me lo digas más veces que al final me voy a hacer ilusiones. ¿Sabes algo de cómo le ha ido a las otras chicas?
– No he tenido tiempo para hablar con ellas- miré el reloj centra que marcaba las 21:00 pasadas. – Si no me equivoco, ya tendrían que haber terminado su turno.
– Cristina, Luisa en media hora os quiero en el salón principal de empleados.
Lourdes entró a toda prisa por el pasillo que comunicaba con el escenario, llevaba varias carpetas apiladas en una mano mientras que con la otra llevaba una taza vacía.
– ¿Antes de terminar el turno? – preguntó Cris mientras Lourdes entraba a la barra y se servía ella misma café en su taza.
– Sí, hoy podréis salir antes. En media hora os espero arriba para comunicaros la decisión de Amelia.
Amelia ya había decidido, supe desde el primer momento que yo no sería la elegida pero el hecho de que ya fuese algo definitivo, que habría elegido a alguien y casi con seguridad yo no sería la elegida me provocaba cierta decepción.
Cristina y yo aprovechamos la media hora restante del trabajo para hacer un inventario de la caja hasta el momento, antes de finalizar el turno teníamos que hacer un recuento que se lo dejábamos a los empleados que nos sustituían que en el turno de noche en su mayoría siempre eran hombres.
Subimos las escaleras hasta el segundo piso sin rastro de alguna persona, a partir del turno de noche era cuando más gente llegaba al casino y por tanto todos los empleados no podían parar ni un momento. Las mesas y ruletas estaban llenas, no quedaba ni un solo asiento disponible junto con el alcohol que era el especial e inamovible acompañante de cada una. Parecía que todo el mundo, en especial los hombres, habían estado esperando este momento todas sus vidas.
– Luisita, Cristina adelante – formuló Lourdes nada más nos vio atravesar la puerta del salón solo iluminaba con unas tenues lámparas, para nada parecidas que iluminaba ahora todo el gran casino. – Gracias por venir tan puntuales.
Lourdes estaba sentada en uno de los sillones individuales, vestía una falda azul que llevaba hasta los tobillos junto con una blusa amarilla y unos tacones del mismo color a juego. Estaba inmersa en los papeles de muchas carpetas abiertas a la vez, las mismas que antes llevaba apiladas en la mano.
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Blackjack | Luimelia
FanfictionLuisa Gomez por fin cree que ha encontrado lo que buscaba en la vida, un nuevo comienzo trabajando de camarera en el primer y nuevo casino de Madrid. Pero lo que no sabe es el que el verdadero cambio en su vida llegará cuando conozca a Amelia Ledesm...