Vengo en mi barco de velas negras
a través de un mar de aguas turbias,
llego a tierra firme, comienzo a andar,
mis pasos vagan solos sobre la hierba.
Las flores marchitas me ven al pasar,
un cielo negro se erige sobre mí,
camino en una senda de ilusiones,
sin metas, sin sueños, solo andando...
Mi mente no es más mi consejero,
mis propios músculos no me obedecen,
a mi alrededor todo está oscuro,
o quizás mis ojos ya no deseen ver.
Mis pensamientos no me conminan a seguir,
lo que una vez amé ya no es más que sombras dentro de mí,
mientras muere mi corazón...
Mis ideas son lúgubres y turbias,
mi mundo se desmoronó de repente
y todos mis anhelos se convirtieron en polvo,
pero ya no hay tiempo...
Mi corazón ya no tiene el poder de querer,
mis palabras se agolpan en silencio,
no puedo hablar, pues mi garganta no produce sonidos.
Mi tiempo se agota, mis secretos se borran,
es muy tarde para mis recuerdos,
y para hallar la luz entre las nubes.
Todo mi horizonte ha muerto,
es el último día de mi vida...
Soy un alma decadente en un mundo de nieblas y pesar,
mi destino no fue escrito, no para un ser sin destino.
Estoy en un oscuro corredor, donde no puedo respirar,
no existe luz al final del túnel,
del otro lado yace lo desconocido...
Es un día funesto, mi hora final ha llegado,
es el último día de mi vida,
mis últimos momentos antes de la oscuridad...
2009