Prometido al nacer.

1°

Lunes por la noche y aún estaba en mi habitación muy cerca de la ventana con la hermosa lluvia que provocaba que me relajará con cada gota que caía. Yo vivía con mi madre y mi pequeño y hermoso hermanito menor, o eso sería por esta semana ya que la otra cumpliría mis dieciocho y debido a la muy mala relación que llevaba con mi madre no dudaría en los más mínimo que ella me botaría de casa, y lo lamentaba, no por ella pero si por mi pequeño KyuHyunnie mi hermoso y dulce hermano quien me ayudaba a hacer más sobre llevadero la tortura que llamo casa, cuando el cúmulo de pensamientos sobre mi posible futuro empezó a hostigarme la dulce voz de mi hermanito llamándome me trajo a la realidad.

- Ryeowook baja a cenar 

- ¡Voy!

En cuanto baje y vi la hermosa sonrisa de mi hermanito fui consciente que todo estaría bien o eso era lo que realmente deseaba y esperaba, cual sea el resultado sabía que no me alejaría de ese pequeño, la comida transcurrió en silencio gracias a dios y pronto me vi nuevamente en mi habitación dispuesto a poder dormir, el día había estado demasiado cargado emocionalmente aunque realmente no sabía por qué. 

A la mañana siguiente lo primero que me despertó fue el incesante sonido de la alarma avisándome que era mi último día en el instituto, he de suponer que por eso la pereza no fue tanta como otras veces, con mayor energía me levante para ir al baño y arreglarme lo más simple que podía, no era muy difícil verme bien ya que naturalmente soy hermoso. Treinta minutos más tarde ya estaba con un vaso de leche en la mano y una tostada en la boca que yo mismo me había preparado. Quince minutos más tarde y con los dientes debidamente cepillados me dirigí camino al instituto con un único pensamiento en mi cabeza, mamá me tenía una sorpresa para mi cumpleaños, no es que no lo agradeciera es solo que realmente no lo esperaba y me preguntará que regalo sería, no pude evitar sentir mi corazón emocionarse ante la idea de una muestra de cariño, que escasamente recibía.