One shot.

1.5K 129 54
                                    

Sentimientos, una de las cualidades que poseemos los seres humanos y que nos identifican como tales.

Dolor, tristeza, felicidad, enojo, son solo algunas de las tantas que experimentamos a cada instante, diferentes situaciones las propician, ¿Qué hacer cuando estas se vuelven en tu contra?

Sasuke Uchiha yacía recargado en el blanco barandal del segundo piso del internado. Sus cabellos oscuros se revolvían de vez en cuando a causa de la suave brisa que rozaba su rostro.

Permanecía con su vista fija en cierto chico rubio que se hallaba sentado sobre un columpio junto a la sombra de un frondoso árbol del enorme jardín, con la mirada perdida y una expresión de infinita tristeza, ignorando el ruido y las recientes actividades que se suscitaban a su alrededor. Niños corriendo por el verde prado, otros jugando a la pelota, pero nada lo hacía reaccionar.

-Naruto- suspiró con pesadez viendo como el menor se balanceaba con suavidad, enredando las manos en las cadenas.

Su mirada ónix reflejaba completa preocupación, cierta angustia contenida hacia ese chico. Suspiró por segunda ocasión, recordando la triste noticia de la cual, accidentalmente se había enterado.

Sasuke caminaba por uno de los pasillos del internado, ignorando el griterío que se suscitaba a sus espaldas. Se dirigía a la cocina, cuando de paso por la enfermería, una conversación lo hizo frenarse en seco.

-Entonces, él no…- decía la voz quebrada de una mujer tratando de contener las lágrimas. El moreno se recargó en la pared fuera de la habitación para escuchar con mayor claridad.

-Si no recupera la sensibilidad, el promedio de vida del chico se reducirá a la mitad- un escalofrío lo recorrió de pies a cabeza, ahora sabía perfectamente sobre quién se refería el médico.

-En mis treinta años que llevo ejerciendo mi profesión, jamás me había tocado tratar con un caso similar- confesó el hombre ajustando sus gafas. Sasuke se encontraba estático, no podía creer lo que había escuchado. Sabía con certeza que la rara enfermedad de Naruto era delicada, y con la reciente muerte de su único tutor, se había complicado.

La impotencia se apoderó de su ser. Es cierto, aun le guardaba rencor a Naruto, más bien eran claros vestigios de una competencia que no tenía fin, todo para demostrar quién era el mejor de los dos. Pero aun así no podía evitar sentir más que afecto hacia el chico.

-Sin embargo- resonó la voz del médico nuevamente. Sasuke entornó la mirada y se dispuso a poner atención. –Si el niño recobra la sensibilidad, sería cuestión de administrarle los mismos medicamentos

Sasuke se dio la vuelta y se encaminó a las escaleras sin escuchar nada más.

-Si tan solo hubiera una forma- suspiró por tercera ocasión y se encaminó a su habitación, todo el día había estado pensando en ello y la única conclusión clara fue la de ayudar a Naruto, pero… ¿Cómo?

Giró la perilla y se dirigió a su cama, observó el reloj de pared que yacía sobre la misma. 5:30 aun era muy temprano para dormir, sin embargo se sentía cansado de darle tantas vueltas al asunto sin lograr conseguir nada.

Se recostó aun con las zapatos puestos, solo descansaría un rato y después iría a buscar a Naruto. Mientras observaba el blanco techo, no podía evitar que los tortuosos pensamientos se hicieran presentes. Aquel niño tan competitivo y enérgico gozaba apenas de unos años de vida y nada podía hacer al respecto, y es que inevitablemente Naruto se había apoderado no solo de sus pensamientos, sino también de su corazón.

Sin importar cuanto lo negara, no podía seguir engañándose a sí mismo, quizás era incorrecto, tal vez era pecado, pero no dependía de él sentir algo tan fuerte por el rubio.

Viento y fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora