RESURGIENDO

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Cada paso suena perdido, aturdido, solitario; el cielo es gris causa de la niebla; el viento eleva el humo y una gran parte de cenizas que pueden ser plantas, animales o personas. Todo ha tomado un tono negro que se desvanece a un gris no tan profundo.

Muchas veces pensé que este lugar era mi hogar y que aqui estaba la familia que tanto anhelaba para mi hermana y para mí. Pero me equivoqué. Sin darme cuenta este suelo que pensé era el paraíso en dos días se volvio un infierno literal. Aunque en parte también era el purgatorio: todos esas lamentaciones, llantos, gritos, quedaran grabados como una grabación constante en mi subconsciente que en forma de sueños y pesadillas vendrán a tomar mis noches.

Miro para todos lados pero solo veo la gran y terrorosa nada, siento que estoy en una esfera porque no importa donde caminé siempre veré lo mismo y los mismo y lo mismo. No hay lugar en donde me pueda ocultar, no hay persona que me pueda defender, no hay objeto que pueda levantar para ganar una pelea. Simplemente estamos yo y la nada.

Entre la niebla veo la silueta de una mujer, pero se distorsina a causa de la elevación de residuos. Debería acercarme. Esperen...no quiero acercarme. ¿Y si es uno de los lacayos de Cattaneo? me matará. Pero es una mujer. ¿Y si sabe artes marciales mixtas?. Se está acercando.

- Mis condolencias Enzo- dice la extraña con una voz hermosa digna de un ángel. Quizá estoy muerto y esto es el infierno.

- ¿Estoy muerto?

- Creo que es lo que quisiera en este momento, pero no, estas malditamente vivo al igual que yo- contesta y esta vez noto lo quebrada que esta su voz.

- ¿Cómo sabes mi nombre?

- Tomé un puño de cenizas y se lo pregunté- rueda los ojos hasta ponerlos en blanco- eres idiota o algo así ¿verdad?, sinceramente no quiero viajar contigo pero eres lo que me queda. Y por lo de tu nombre, estoy cien por ciento segura que lo sabía toda la comunidad.

- Tengo varias preguntas y tienes la obligación de contestarlas.

- Adelante, pero ve soltandolas mientras caminamos.

- ¿Cómo te llamas? y ¿a dónde vamos?

- Cristerna y solo sigueme.

Sus respuestas son muy cortas pero aun así necesito saber. ¿Tengo que acompañarla? es que todavía no se si confiar en ella, aunque me ha demostrado que es una buena líder y todo eso pero ¿y si es una trampa?. Caminamos hacia la nada, aunque en el suelo se ven demasiadas cenizas y huesos, lo cual hace que me de escalosfríos.

- No me estás ayudando nada con tus respuestas cortantes, necesito saber la dirreción a donde nos dirigimos. No confío en ti.

¡Demonios! mis palabras hacen que se voltee a mirarme con furia en los ojos al mismo tiempo que derrama una lágrima gorda que deja una raya clara en su mejilla negra por las cenizas. Sin esperarlo me da una cachetada que hace eco en toda la nada.

- ¡Crees que soy un lacayo de ese imbécil! eres un maldito idiota que no razonas nada. ¡Que no confías en mi! pues largate por otro lado y muere lentamente entre estas cenizas. ¡Que te estoy dando respuestas cortantes! pues mira, tengo muchisimas más preocupaciones que estar pensando en darte unas respuesta largas. Y ahora, antes de continuar ¿vendrás conmigo o no? esto no se trata de si confías en mí, no se trata de si yo confío en ti, esto, - extiende sus manos y hace un gesto rodenado a la nada-  esto se trata de que solo estamos tu y yo, en todo este maldito planeta solo quedamos tu y yo.  Y necesitamos ir a donde voy, quizá hay esta la respuesta a mis dudas y a las tuyas.

Y de todo su discurso solo enfoque: solo estamos tu y yo en el planeta. Siento mi cachete rojo y palpitar, lo que me hizo aturdir enormemente así que ya no hable, asentí y solo la seguí. ¿Tenía preguntas? claro, pero en este momento mi cerebro se agito y mis neuronas se desmayaron.

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