Llegando a casa.

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Lo primero que pensé, fue que esa niña tenía una extraña fijación con apuntar a la gente. Especialmente conmigo, algo que en ese momento, por alguna estúpida razón, me pareció terriblemente maleducado de su parte.

Lo segundo, fue que ese era el momento idóneo para comenzar a nadar. 

Nunca se me dio bien nadar. Mi coordinación brazo-pierna era asquerosa, y más encima, a eso, agregarle respirar con regularidad... Era un completo desastre. Pero en ese momento era completamente necesario.

Corriendo bajo el agua, la esquina por la que se suponía debía doblar para llegar a mi casa se mostró mucho más clara. La esquina que debía usar era la siguiente a esta, me había equivocado. ¡Mierda, aún me faltaba una cuadra completa! Y más encima, nadaba demasiado lento. Así jamás llegaría a la esquina. ¡Dios!....

Lo peor de todo era que no podía nadar más rápido. ¡No podía, no podía! Estaba entrando en pánico. Y entonces, entre todos mis pensamientos irracionales, surgió algo que solía decirme mi padre.

  "No pienses en lo que no puedes hacer, piensa en lo que debes lograr."

Y en ese momento debía lograr llegar a la esquina siguiente, sin mirar atrás y sin detenerme. Si miraba atrás, el pánico me inundaría de nuevo, y eso en serio me retrasaría. 

>>Tienes aproximadamente cinco minutos para salir del agua, no lograré retenerla mucho más. Si no sales antes de que logre traspasar mi muralla mental, es probable que te quemes vivo.

>>Aurora, dios, avisa antes de entrar en mi cabeza, que me desconcentras y enserio estoy intentando concentrarme. Pero gracias por avisarme.

Me di cuenta de que cada vez era más fácil comunicarme con ella por la mente. Ya no me desesperaba ni me dejaba helado. Me tomó desprevenido, pero no me dio un ataque, como la primera vez.

>>Bueno, lo siento. Intentaré no hacerlo sin tu permiso. ¡Ahora corre y deja de desconcentrarte! ¡O nada, no lo sé, pero haz algo!

Siempre lograba lo que tenía en mente, pero con bastante tiempo de práctica. Ahora debía aprender a nadar rápido, en menos de un minuto.

Entonces es algo así como…. Pataleo constante, a eso le agrego brazadas lo más largas posibles, a la vez que mantenía la cabeza mirando hacia abajo. A eso le tendría que agregar la respiración rítmica, ideal cada dos brazadas por brazo, en las que tenía que sacar la cabeza del agua, mirando hacia el lado contrario del brazo en uso.

Era terrible. Y empecé.

Al principio mis movimientos eran torpes y ,a cualquiera que me hubiera visto en ese momento, le hubiera dado vergüenza ajena y un ataque de risa,  pero con el paso de los segundos, mis movimientos de hacían cada vez más fluidos y rápidos. No lo podía creer. ¡Estaba nadando mejor que nunca!.

Ya había avanzado tres cuartos de cuadra, cuando sentí que el agua comenzaba a calentarse cada vez más.

>>¡CORRE, MIERDA, CORRE! ¡YA NO PUEDO MANTENERLO MÁS!- La explosión de dolor que creó ese grito mental de desesperación en mi cabeza, sumado al terrible calor que rodeaba mi cuerpo, hicieron que perdiera completamente el hilo de la situación y se arruinara la fluidez de mis movimientos.->>¡HAGAS LO QUE HAGAS, NI SIQUIERA INTENTES SALIR DEL AGUA!

Sin siquiera preguntarle, supe que ella me lo decía por algo. Probablemente si me salía del agua, estaría destinado a morir de una manera muy poco agradable, aunque dudo que exista una forma agradable de morir… Aunque si te pones a pensar puede ser que morir entre… No, esperen, me desvío del tema.

En esos segundos que perdí, el agua se había calentado el triple. Sentía mis piernas… que decir mis piernas, ¡Sentía como si mi cuerpo entero estuviera en llamas! No podía perder más tiempo pensando en el dolor. Así que decidí que llegaría a la esquina, a como diera lugar.

Braceé tan rápido como pude. Lo mejor de todo es que le tomé el hilo en seguida, así que avanzaba muy rápido. Más rápido de lo que había imaginado que podría lograr.

Y en menos de un minuto, había llegado al final de la cuadra. Esta esquina si era la correcta. 

Pero… si no puedo salir del agua, entonces… ¿Cómo mierda pretenden que llegue al pasaje?

Entonces decidí que era sumamente importante hacer algo que me daba un poco de miedo intentar… Hablarle a Auri mentalmente ¿Y si no lo lograba? ¿Y si se creaba interferencia y la niña escuchaba? Lleno de dudas, aparte de sentirme completamente inseguro de mi capacidad para contactar con ella, abrí mi mente, buscando alguna señal de que Auri estaba escuchandome.

Las veces anteriores que lo había hecho, todas habían sido completamente sin intención, así que ahora, por alguna extraña razón, se me escapaba completamente el método que utilicé para hablar con ella inconcientemente.

Decidí que no importaba que método usara, pero que debía hacerlo rápido. La piel comenzaba a tornarse rojo tomate. Y mi cuerpo ardía como si estuviera en el puto infierno.

>>A…¿Aurora?...- Solo silencio del otro lado.->> Aurora… ¡Aurora, dios, por favor respóndeme!- Más silencio.->>¡Abre tu puta mente!

>>¿Bruce? ¿Bruce, que haces? ¡Deberías correr a tu casa!

>>¿Pero como?, Si se supone que no puedo salir del agua…

>>Bien, voy a bloquearla unos minutos más, pero no tienes ni medio segundo para perder. Nada hasta la orilla. Y en cuanto llegues a la orilla me mandas un grito. MENTAL. No grito a voces. Ve, corre, que hasta acá se siente el calor…

Y comencé a bracear hacia la orilla. Me demoré en llegar unos diez segundos, que se me hicieron eternos. No veía las ampollas, pero las sentía formándose en mi torso. Aunque no se lo crean, el calor era cada vez mas asfixiante, pero para mi suerte, ya había llegado a la orilla.

>>¡¡AURORA!!

A lo lejos, la vi llevándose las manos a los oídos, mientras se tambaleaba ligeramente. En medio segundo ya se había recuperado y levantaba los brazos al cielo, meciéndose al son de una suave melodía, que venía de todas partes, pero a la vez de ninguna. Ese era mi momento, así que me largue a correr, como alma llevada por el diablo.

Mientras corría, me saqué la polera, que me generaba un peso extra de tan mojada que estaba. La tiré al suelo y seguí corriendo sin detenerme. Correr por la arena seca se me hizo mucho menos difícil que las veces que lo hacía normalmente cuando iba a la playa con mi familia. En menos de un minuto ya había cruzado la playa completa y había alcanzado la estrecha entrada al pasaje.

Seguí corriendo, sin preocuparme mucho de hacia donde debía dirigirme, ya que, desde ese lugar, me sabía unas veinte formas distintas de llegar a mi casa, simplemente tenía que lograr recordar rápidamente cual era la forma más directa.

Corrí a lo largo de tres cuadras, donde gente me miraba pasar corriendo y murmuraba estupideces como “Probablemente a este lo persigue un policía” o “¿Qué se habrá robado este pobre muchacho” o también “Tan mal está la juventud de hoy en día… Solo basta verlo a el para darse cuenta…”

Doblé en una esquina por alguna razón, y ahí fue cuando me di cuenta de que el camino más directo me lo había saltado hacía más o menos media cuadra.

Volví sobre mis pasos, a mayor velocidad y me metí por un mini callejón oculto por unas ramitas de un árbol viejo.

Y seguí corriendo en línea recta, acompañado de la más absoluta oscuridad. Pero no tenía miedo, ya que me sabía el camino exacto de memoria. Sin siquiera ver, Giré hacia mi derecha y salí a un pasaje mucho más ancho. Al final estaba mi casa. Fuera de ella estaba mi madre de brazos cruzados mirando a su alrededor. Detrás de ella, el sol comenzaba a hacer su magnifica aparición.

-¡¡BRUCE!!- La escuchaba gritar a medida que me acercaba.

-¡¡MA!! ¡¡MADRE!!- Le grité sacudiendo los brazos. Ella se volvió hacia mi.-¡¡ENTRA A LA CASA!! ¡¡ENTRA A LA CASA AHORA!!- Dije haciéndole señas hacia la casa, por si no m había escuchado. -¡ENTRA!

Entonces ella entró y, un minuto después, entré yo detrás de ella.

Un Destello Tras la Densa OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora