Chapter Two

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KTH

──Un americano, por favor.

──Bien. ¿Eso es todo?

──Sí.

La camarera que recién me había atendido se perdió de mi vista cuando terminó de anotar mi pedido. Yo por mi parte, estaba leyendo comodamente un libro nuevo de mi escritor favorito; Kim Namjoon. Me gustaban sus poemas y libros que hablaban del amor a uno mismo. Siempre fueron mi mayor inspiración.

Ya casi estaba por terminarlo, me faltaban veinte páginas más para acabar las ciento siete. Lo cerré para dejarlo aún lado y descansé mi mentón sobre la palma de mi mano, miré inconsientemente hacia mi derecha encontrándome con parejas o grupos de jovenes charlando y tomando su bebida a la vez. Pero algo llamó a mi atención...

Especificamente, un chico de cabellera negra que su rostro era tapado por el diario que estaba leyendo.

...¿Ese diario está al revés o me falla la vista?

No. Perfecta la vista de águila que tenía. Aquél pelinegro estaba leyendo el periódico dado vuelta.

Si por mi hubiera sido, estaría acercándome a decirle "Idiota, lo tienes al revés ¿Cómo es que lees?" Pero sería vergonzoso y podría que lo tomara a mal.

──Aquí tiene. ──La camarera dejó el vaso frente a mi seguido de un "gracias" de mi parte y luego se marchó.

Volví a fijar mi vista a la del azabache que aún sostenía el papel lleno de noticias sobre su cara. Luego soltó el agarre de una de sus manos y enrroscó sus dedos en la colita de la taza llena de café, llevándola lento hasta su rostro desconocido.

Para mi sorpresa, bajó el periódico con tal rapidez que no llegué a tiempo procesar de quién se trataba.

Y quién diría que aquél idiota que no leía bien era Jungkook, mi vecino.

Aparté la mirada y giré la dirección de mi cabeza hacia la izquierda -para pasar desapercibido y que no me notara- donde estaba el gran ventanal de la cafetería.

Gran error.

──¡Taehyung!

A la distancia oí como se corrió de su silla parándose frente a mi. Me estaba abofeteando a mi mismo internamente.

──Hola, no te había visto.── Me dijo sentándose en la silla antes vacía frente a mi.

──Sí...yo tampoco.── Le dije

Empezamos una conversación algo trivial, pero con pausas silenciosamente incómodas.

Más para mi, que seguía pensando en por qué estaba leyendo un diario al revés.

Pasaron 10 minutos y ya estaba comenzando a oscurecer así que me despedí de él que también se paró con la misma intención. Y al salir decidí irme caminando a pedir un taxi hasta la casa,  apreciando un poco más de la ciudad que se veía hermosa iluminada en la noche.

Un olor a tierra húmeda se apoderó de mis fosas nasales, y al mirar al cielo vi que estaba todo nublado, y dejaba solamente un hueco que mostraba a la luna llena. Y como era de esperarse, el frío también bajó, provocando que metiese mis manos en los bolsillos de mi chaqueta negra en busca de calor.

Gracias a que pasé por una tienda de ropa, en el vidrial de el maniquí se veía reflejada la gente que venía detrás mío, y allí vi a Jungkook.

Ahh, que molesto. ¿No le bastaba con haber arruinado mi tarde en la cafetería?

Por voluntad propia -y porque ya no lo soportaba- me di media vuelta quedando frente a él. Se frenó de golpe y levantó su mirada hacia a mi.

──Jungkook, si querías acompañarme a mi casa debiste habérmelo pedido, y no seguirme como un acosador. ── Él arqueó una ceja mientras golpeó suavemente su lengua contra su mejilla interna. Vaya a saber por qué.

──¿Qué? No estoy siguiéndote ni pienso acompañarte. Solo voy camino a mi casa también. ──Apoyó una mano sobre su cadera.

Devuélvanme al circo de donde me escapé. Lo había olvidado.

Y claro que estaba seguro de que él notó que lo había olvidado.

──Pero, si gustas, puedo acompañarte.

Dios, bórrale esa sonrisa de orgulloso que tiene. No puedo soportarlo.

Negarme rotundamente era cosa de tontos. Pues yo acepté. Creo que al menos sería menos incómodo que sentirlo detrás mío.

──Está bien.

Aunque no hablabamos ni nada manteníamos la misma velocidad al andar. Él parecía bastante relajado.

Hasta que por fin habíamos llegado.

──¿Y las gracias?── me giré a mirarlo a mis espaldas antes de introducir mis llaves sobre la entrada de mi departamento.

──¿Gracias de qué?

──Por haberte acompañado. ── Por más que su ritmo al que se me acercaba era lento, a lo lejos se distinguía lo peligroso que era.

──¡Ya! No me avergüenzes más, no había recordado que vivías aquí y que por lo tanto-

Me autointerrumpí cuando me di cuenta que sus brazos me habían acorralado a la altura de mi cuello sobre la puerta, inclinó su cabeza hasta llegar a cinco centímetros de la mía. Y mentiría si no me encontraba totalmente rojo. ¿Qué es lo que pasaba con este chico? ¿No conocía el espacio personal?

──J-Jungkook, aléjate, no es correcto q-que te acerqués así a-a mí. ──En defensa propia apoyé mis manos a su torso intentando empujarlo, pero era realmente muy fuerte. Me sentía tan vulnerable cuando hacía esto.

Jungkook era atractivo, pero, él no era mi tipo, no causaba nada dentro de mí.

Solo...nervios y muchos sonrojos.

Demonios. Él no me gusta, lo sé.

──Amo ponerlo tan nervioso, hyung.

Así, sin ningún filtro. ¿Cómo era capaz de decirme eso?

Me veía obligado a perderme en esos ojos café tan penetrantes y ahogarme en su aroma tan perfecto y molesto a la vez.

Seguro estaba planeando mi asesinato.

Mi extraño vecino ⸙͎ ⋅┊KookV ❞	Donde viven las historias. Descúbrelo ahora