Los Brody, somos la familia monarca del reino Yerjil de nuestra galaxia Soot, vivimos en el planeta llamado Rouck, un sitio donde se combinan los colores rojos, naranja y amarillo en su superficie, en este el calor es el más fuerte de toda la galaxia. En nuestro reino mi padre Derek y mi madre Adilene, eran los seres más amados y respetados por todos, ya que hasta su momento eran los reyes más justos y nobles que hubiera tenido nuestro pueblo.
Un día mi madre quedó embarazada, ya lo habían intentado dos veces antes que yo naciera, pero mis hermanos habían fallecido antes de poder nacer. Debido al calor de nuestro planeta, existía escases de agua, para nuestra especie no había inconveniente, nos habíamos adaptado a esto, tenemos un pelaje que nos protege de la luz solar y del calor, además que nuestro cuerpo es bastante delgado logrando sobrevivir con poca agua. Pero no era igual al estar en embarazo, aquí se necesitaba una gran suma de agua y ahí era donde fallaba mi madre.
No sé cómo logre nacer, pero aquí estoy. Para muchos fui un milagro, pero creo que ahora no piensan igual. Aquí empieza mi historia, la del siguiente heredero al trono de Yerjil.
Prácticamente desde que nací, empezaron las reglas, el cómo vestir, comer, hablar, el cómo sentarme, hacer reverencias...etc, y continuando con todo esto, tenía que ir a estudiar a la mejor escuela del planeta, un internado con todos los niños ricos que habían aquí, realmente odiaba totalmente la idea, estar junto a unos pocos riquillos era todo lo contrario a la idea de diversión que tenía. Yo solo quería quedarme con mi madre, una mujer hermosa, bajita, con su pelaje café claro, ojos verdes y pelo rizado, que se la pasaba feliz, totalmente lo contrario a mi padre, a él solo lo veía en la hora de las cenas, un hombre, alto, con pelaje negro, ojos negros y pelo liso, que siempre estaba serio y cansado por estar trabajando por su pueblo decía, nunca hablábamos nada que no tuviera que ser con la política.
Cuando cumplí cinco años llegó el día de partir, (recuerdo tanto ese día) mi madre esa mañana me alzó en sus brazos levantándome de mi cama y fuimos a dar un paseo por el patio del castillo, un lugar maravilloso, totalmente amplio, lleno de mi flor favorita la Amif, esta es alta, su tallo totalmente delgado, pero duro como una piedra y en lo más alto entre tres o cuatro gigantes hojas sobresalen, lo mejor de estas es que cuando les da el sol, lo refleja de distintos colores, estar debajo de ellas era como estar dentro de un arcoíris. Pasamos toda la mañana sentados bajo una de ellas, mi madre no dejaba de verme, ni de abrazarme, aquí recordó cada instante significativo de mi vida hasta el momento, mi primera palabra, mis primeros pasos, la primera comida, era formidable estar junto a ella y verla reír, sintiendo su respirar. Cuando llegó la hora de irme me regaló un relicario con la foto de ella y me dijo que iniciaba el camino para crear el hombre que yo quería ser y que fuera el que sea, ella estaría orgullosa siempre de mí.
Mi padre, me recogió, (era la primera vez que lo veía fuera de las comidas), subimos a su auto, durante el viaje de 2 horas no se escuchó ni un ruedo hasta que llegamos, ese sitio era un edificio enorme pintado de negro, de unos veinte pisos y estaba lleno de gente por todas partes, mi padre se bajó y espero hasta que yo lo hice, nos dirigimos a la puerta, ahí se arrodilló me cogió de los hombros diciéndome: se el mejor, aprende todo para que seas un gran sucesor, así se levantó y se marchó, dejándome en ese lugar sin nadie a quien conociera.
Este sitio no tenía ningún solo espacio por donde entrara el sol, ni aire ni siquiera, no había flores, ni color, todos los niños se veían todos limpios y sentados con la mejor postura, tendría que pasar aquí diez años, sin salir, sin ver a mi madre. Odiaba ese sitio y apenas era mi primer día, lo que no sabía en ese instante era que este me transformaría y crearía en parte lo que soy ahora.
Aquí se sentía un ambiente hostil, tendría contacto con chicos de entre 5 a 15 años, pero la mayoría a los que vi me miraron como si fuera la siguiente presa. El edificio estaba dividido en dos, el ala izquierda estábamos solo los hombres y en la derecha estaban las mujeres, no permitían estar en contacto entre nosotros, hasta las salas de estar están separadas por muros, ni verlas se podía.
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NEITHAN BRODY ¡EL HEREDERO!
Science FictionHISTORIA DE CIENCIA FICCIÓN DEL UNIVERSO DANIANDBRI