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Hace tiempo que no me recorría una sensación tan horrible...en realidad, creo que nunca me había sentido así.

Mi mente voló e instantáneamente abrí los ojos. Lloré sin control. No podía sacar de mi mente esa idea de "la última vez que la ví, fue la última vez", y no es que no haya aprovechado esa última vez a su lado, de hecho nos divertimos mucho, antes de que estuviera a muchas horas y kilómetros de distancia.

Ella sabía todo de mí, incluso mis más profundos secretos, y no lo digo por estar preocupada si los dice, si no porque jamás le había mostrado mi alma a alguien como a ella. Bueno, no había mostrado mi escencia de una forma tan pura viéndolo bien.

Tantas aventuras, mensajes, llamadas, momentos, sonrisas y llantos para que se reduzca a ésto...¿en ésta mierda se reduce todo?.

Me muero por un abrazo de ella, por escuchar su voz o quedarme toda la noche despierta a su lado viendo lo que sea que ella quiere. Extraño bailar y cantar juntas.

Extraño todo lo que nos pasaba. Yo sólo extraño estar a su lado. Y nada va a volver a ser igual, supongo.

Son las 4:24 a.m. y no tengo ni un gramo de sueño, no saben cómo siento que se me rompe el corazón. Quizá tenía reprimido todo ésto.

A veces, cuando llego a mi casa, me quedo sentada y me doy cuenta de que no voy a tener algo igual. Era una unión de envidiar, todo se sigue reduciendo en ésto, carajo.

Quizá la última vez que la ví, fue la última vez...

Hablando A Solas, SeptiembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora