dream.

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El sudor recorría un pequeño camino desde mi frente hasta mi cuello. Ese suceso me había hecho levantar de tope, tan sólo eran las 2:00 a.m.

Haberme encontrado a Jeno el día anterior y tocar aquel tema, me había hecho pensar sobre muchas cosas y también había creado nuevos temores, como esa pesadilla.
Parece que las cosas no están puestas para nosotros, Na.

Aún con la mente vacía y un poco de luz emitida por la pequeña lámpara, decidí tomar mi teléfono y enviarte un simple hola, ni siquiera esperaba una respuesta de vuelta a tan altas horas de la madrugada.
Pero respondiste al segundo, pude notar tu emoción incluso a través de la pantalla, supongo que tus miles de corazones te delataron.

Te pedí que nos viéramos a las 2:30 en el parque central, no sé porque lo hice, pero algo me decía que debía hablar contigo si o si.
Pero no te perdonaré todavía, Jaemin.

— ¿Eres tú? La verdadera Norim jamás me llamaría de esta forma. —comentó incrédulo.

— Que te importa. —le invité a que nos sentáramos en una banca— Sólo tengo una pregunta para ti, así que quiero que seas sincero.

Asintió varias veces.— Está bien.

— ¿Aún tienes contacto con Yongsuk?

— Mhm.... —hizo un largo silencio y allí lo supe.

— Olvídalo Na Jaemin, no puedes pedir perdón si sigues atado a quienes te han abrumado y manipulado.

— ¿Cómo lo sabes? —se levantó.

— No es algo que quiera comentar ahora, sólo aprende a hacer las cosas bien. —sonreí— Buena noche.

El frío volvió a carcomer mis huesos, ignoré los llamados de Jaemin y caminé por otros lugares.
Siempre tomamos las peores decisiones como seres humanos, es nuestro más grave error.

                                         (...)

Bonito domingo, Jeong.
Hablé mientras la veía sonreír tontamente frente a Jeno, su regalo si resultó ser para ella.

Todos merecemos a un chico como él, pero no todos corremos con la misma suerte.

— ¿Ya lo sabías? —preguntó riendo.

— Lo suponía. Jeno es malo mintiendo —el chico pareció ofenderse— Pero es tierno.

— Ya déjalo Norim. —asentí y salí de casa.

Hay domingos que pintan a ser tristes y otros a ser coloridos, los míos parecían nunca tener color. No desde que dejé de ver a Mark.
Entré a un pequeño café y comencé a leer unos artículos, luego sentí como alguien se sentó en la silla del frente.

Levanté y me encontré con la persona que hizo que mi corazón quisiera salir de mi pecho, Mark.

— ¡He vuelto! —sonrió de lado a lado.

— Te extrañé tanto —mis ojos comenzaban a llenarse de pequeñas lágrimas.

Había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que había hablado con él, la agenda ocupada de cada uno no nos permitía comunicarnos de la forma que queríamos.
Por lo tanto, volverlo a ver me provocó la alegría más grande.
Sabía que desde ahora mis días volverían a tener color.

— Entonces... ¿Puedo darte un abrazo de oso gigante? —rió y yo asentí.

Eran increíbles todas la emociones que podía provocarme con uno de sus cálidos abrazos.
Su gran chaqueta lo hacía ver demasiado pequeño y tierno, era tan lindo.

Me separé de él y vi cómo alguien nos observaba desde el fondo, Jaemin.
Quien lucia igual al día en que lo encontré en este mismo café.

Un pequeño café que me llena de sorpresas cada que vengo.

sky| na jaemin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora