Capítulo 1: Una noche como otra

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-¡Sol! Tu pedido ya está listo –me llama Luis, el cocinero del restaurante donde trabajo de mesera.

Tomo el pedido y me acerco a la mesa donde se encontraban dos señores mayores. Ambos se sorprenden un poco de mi color de ojos, no les doy importancia y me dedico a colocar en la mesa la lasaña que habían pedido a cada uno. Cabe destacar que el color de sus ojos es azul. Dato que será importante más adelante.

Les regalo una sonrisa- Que lo disfruten –vuelvo a la cocina soltando un suspiro, ya voy cuatro horas de turno y me encuentro agotada, solo faltan dos horas más para que termine mi horario de trabajo y podre volver a mi casa, claro, no sin antes hacer las tareas que me habían dado para la materia de Derecho Civil.

Luego de esas dos horas me encontraba ordenando las sillas arriba de las mesas que se encontraban ahora desocupada ya que el restaurante cerró. Coloco la ultima silla en su correspondiente mesa y me despido con un gesto de mano a mis otros compañeros que les toco limpiar el piso.

Caminaba por las calles del centro hasta llegar a una parada de colectivo donde me dedique a esperar a que pasara alguno que me llevara a mi casa, o bueno, al menos que me dejara cerca para que mi padre me fuera a buscar en su auto.

El departamento de mi provincia donde quedaba el restaurante se encuentra muy lejos de mi hogar, por lo que para que a mi padre no se le dificultara manejar tan tarde, me tomaba un colectivo que me dejara cerca de mi casa, y él me iba a buscar al lugar donde habíamos pactado que iba a buscarme.

Al menos así estaba organizada mi noche los viernes, sábado y domingo. Hace apenas un mes que había cumplido dieciocho y de inmediato me puse a buscar trabajo, quería ayudar a mi familia como pudiera así que por suerte del destino, conseguí el empleo de mesera en ese restaurante.

Me subí al colectivo y me senté en el asiento individual al costado, cerca del chofer. A esa hora de la noche no habían muchas personas que se tomaran el colectivo, o al menos antes si lo habían.

Ya que estoy más tranquila les contare porque me fijo en los colores de ojos de las personas, como el de aquel chico con capucha, tenía puestos unos auriculares, por el rabillo del ojo pude darme cuenta que el color de sus ojos era rojo, como se oye, de un color rojo carmín, uno tan atrapante que si lo miras por mucho tiempo, este se vuelve aterrador y espeluznante.

Hace dos años aproximadamente, no llevo bien la cuenta, el mundo como lo conocíamos o por lo menos como lo conocí, cambio drásticamente en la mayoría de los sentidos. Toda el agua del mundo, incluyendo agua salada y dulce, contenía un suero que cambiaba el color de ojos de las personas. Aún recuerdo el revuelo que tuvo este acontecimiento, la noticia se había esparcido en todo el mundo en cuestión de un par de horas.

Al principio, los científicos no encontraron que el cambio de color en los ojos de las personas fuera un problema y no se encontró que aquel suero fuera dañino para la salud de los humanos. Pero es allí donde empezaron los problemas.

Por alguna razón que aún al día de hoy es desconocido, las personas empezaron a obtener habilidades inhumanas. Y todo dependía del color de ojos de cada uno.

El marrón era tener el triple de fuerza de un humano promedio. El rojo tiene la habilidad de controlar y crear fuego a su antojo, este en particular creía que era un poder peligroso. El verde es para los que controlan las plantas, como acelerar el crecimiento de vegetales y frutos o de plantas silvestres, incluso ordenar que crezcan a tamaños anormales. Los de ojos azules controlan todo lo referido al agua, como un tipo de aquaman o aquawoman. Y el sector más privilegiado, el más exclusivo, eran para los de ojos grises y lila, los grises controlan la energía eléctrica y los lilas podían crear piedras preciosas; claramente sus habilidades le traen muchos beneficios, principalmente a los lilas.

Miradas coloridas: RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora