1560, Eider una chica de 16 años fue vendida a un demonio, por la avaricia de su madre y su esposo (que no era padre de la chica), su egoísmo al querer tener vida eterna junto a su esposo, pero el demonio solo le permitió vivir 800 años más de lo que un humano promedio vive, el demonio cumplió lo que la madre de Eider.
-¿En serio me estas vendiendo para vivir más?- pregunto mientras sostenía el collar que su padre le había regalado.
- Yo... espero que puedas perdonarme- dijo la madre mientras tomaba de la mano a su esposo y se alejaba del lugar.
Eider lloraba desconsoladamente y con temor al imaginarse lo que el demonio le haría.
-Tranquila, se que esto es difícil para ti- la observo- ven conmigo, prometo que no te haré daño- señaló con su brazo el bosque. La chica se resignó y aceptó, no podía negarse, quizá lo mejor era alejarse de su "familia" que siempre la trató de una manera muy cruel.
Se adentraron al bosque, sentía miedo y asco por lo que le hizo su madre, pero ya no había vuelta atrás, se preparó para lo peor, quizá el demonio se la comería o la obligaría a ser su esclava de favores lujuriosos, no sabía que pensar, observo al demonio, era un hombre de uno 35 años o menos, parecía que el había sufrido por otras cosas.
-Mi nombre es Aitor- intento comenzar una platica sin segundas intenciones- a mi también me vendieron- comentó.
-Pero eres un demonio- intentaba buscarle una explicación, se supone que las almas humanas no pueden convertirse en demonios- ¿eso es posible?
-Si, es posible y yo pedí ser un demonio- el hombre continuaba su camino sin parar Eider intentaba caminar más rápido pero su vestido se lo impedía.
- ¿Podría convertirme en un demonio también?- la chica tenía esa duda.
-Si, yo podría llevarte con alguien que te convierta en un demonio, claro si tu decides hacerlo, además no entrarás al cielo porque tu madre te vendió- eso no lo esperaba la chica, siempre quiso conocer el cielo pero no podría- Llegamos.
Era una cueva y había un roble y a la par una pequeña laguna.
- Aquí, es una de las entradas del infierno- la observo- Seras un demonio o solo un alma en pena que vaga por el mundo, ¿cual eliges?.
- Seré un demonio- aseguro, en todo el camino pensó sobre esa posibilidad y estaba dispuesta a hacerlo- Mi nombre es Eider, por favor llámame por mi nombre Aitor- le dio una sonrisa cálida.
-Como tu gustes- le devolvió la sonrisa, la joven camino al árbol y lo trepó a pesar de tener su vestido y colgó el collar que le había dado su padre- Vamos, comenzarás con una nueva vida- Aitor le extendió la mano y ella lo aceptó, entró a la cueva para olvidar que alguna vez fue una humano.
Soy Eider, soy un demonio mi pequeño humano.
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