Capítulo 7: Consequences

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Estuve todo el tiempo al lado de Courtney, aunque estuvo dos días durmiendo. Su tez morena estaba algo pálida y su sus labios estaban algo morados.

La miré durante horas, respiraba bien pero estaba demasiado magullada. A veces se despertaba pero apenas abría los ojos se volvía a dormir. En eso alguien empujó la puerta rápidamente.

-¿Que haces aquí?-dije con desprecio.

-¿Como está Courtney?-respondió Gwen cambiándome el tema. Cuando la miró emmudeció y se le empañaron los ojos de lágrimas. -¿P-p-pero que le ha pa-pasado?-dijo acercándose y agarrándole la mano.

-Violencia domestica.-dije yo como si no me pudiera creer lo que estaba diciendo. Gwen se abalanzó y me dio un abrazo desesperado.

-P-pero... ella nunca lo per-permitiría...-me mantuve inmóvil contra su abrazo. Estaba enfadado con ella por lo que me había echo. No se me podía olvidar que se folló a Trent.

-Ha sido todo culpa mía. Por estar contigo.-me miró con un sentimiento irreal.

-¿Co-como?-negó con la cabeza. -No Duncan esto no es culpa nuestra.

-Nosotros no la hemos apalizado pero hemos causado que tenga la suficiente inseguridad para que acabe con alguien así.-Gwen me miró.

-Yo...yo...-se marchó corriendo. Genial, ver su cara era la última cosa que faltaba para hacer mi día ún peor. De repente Courtney empezó a abrir los ojos de nuevo.

-Dun...Duncan...-se trató de levantar, pero yo la frené.

-No, princesa te tienes que acostar. Estás en el hospital.-sus curiosos ojos repasaron la habitación de arriba a abajo.

-¿Dónde esta Lucas?-entró en pánico.

-Tranquila, ese hijo de puta se ha ido y no va a voler.-pareció tranquilizarse. -Voy a avisar a un médico.

Después de eso los medicos intervinieron en la habitación y le empezaron a hacer pruebas a Court. Después de unas seis horas me la llevé a mi casa.

-Gracias por dejar que me quede contigo.-dijo algo apenada.

-No hay de qué.-entonces le hice una señal para que se sentara a mi lado. -Court, no quiero presionarte ni tampoco atosigarte pero tengo que preguntarte algo...-me miró curiosa-...¿abortaste un bebé mío?-enmudeció.

-Yo...-rompió en llanto-...me abandonaste y mis padres... no... no querían que yo... ¡yo no quería hacerlo!-se abalanzó contra mi y me abrazó.

En ese instante supe que no quería que otros brazos me tocaran, que no quería volver a separarme de ella. Que no iba a permitir que nadie más le volviera a hacer daño.

-Tranquila...-si lo sé, no soy bueno para estas cosas. Solo puedo hacer que se intente tranquilizar. Los moratones en sus brazos y su carita de princesa llena de cicatrices me hicieron querer abrazarla más fuerte.

-Te lo prometo... yo... yo no quería...-estuvimos en el sofá un rato abrazándonos hasta que me di cuenta de que ella se durmió.

Descansa princesa, mientras estés en mis brazos nadie te hará daño, te lo juro.

Después del drama (o no)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora