Doubt

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Llovía tormentosamente, me escondí en el bosque que colindaba con una planicie dentro de la oscura y fría noche, pero yo no era capaz de sentirlo, al fin y al cabo esas son sensaciones humanas, ¿No?

No sabía como había llegado aquí, no sabía cuál era mi propósito, mis intenciones nunca han sido buenas, por lo que no le veía el motivo a estar aquí.
Mi nombre es Are, soy una especie de ente, más allá de lo que cualquiera pueda asimilar, he tomado vidas sin piedad; de niños principalmente, ya que son almas débiles y fáciles de arrebatar.
Rogaban misericordia, pero mi apatía era inquebrantable, ¿cuál era la razón?, ninguna en realidad, era mi propósito de existir.
No sé quién me creó, no sé de donde vengo, estoy perdido en este vacío espacial, vagando por planetas y galaxias lejanas, pero por algún motivo me quieren aquí... Y no es que me queje, al fin y al cabo mi única tarea es quitarles la vida a seres vivos sin ninguna compasión, pero... ¿Y qué si no quiero continuar?, he tomado vidas de cientos de miles y soy el único a quién culpar, es algo que no puedo disfrazar.
¿Estaré solo debido a la vida que he llevado?, Al fin y al cabo es mi razón de tener vida.

Caminé hacia una casa que se ubicaba en medio de la planicie y el bosque, goteando, humedecido, como si de un mar hubiese salido.
Golpeo la puerta, me abre una niña y no pude evitar pensar en succionar su alma al instante, pero no, sus ojos me transmitían una sensación, mi primera sensación que al parecer era de confianza... Ella me vio y me permitió entrar, creyó que era Halloween y que andaba pidiendo dulces.
Más pronto que tarde, me percato que vivía sola, una pequeña de unos 8 años viviendo sola, era la presa perfecta. Pero necesitaba calmar mi mente y contener mi consciencia.
-¿Quieres dulces, no? A eso viniste, pero para tu suerte, eres el primero así que puedes llevarte muchos... ¡Eres el afortunado!
Su amabilidad con un ser desconocido como yo, alguien que tiene un pasado y propósito terrible para cualquier ser humano, era abrumadora. Era una niña cálida y gentil...
-Puedes confiar en mí. Me decía con una sonrisa en su rostro.
Tomé uno de sus dulces y lo guardé, ella insistió con que tomara más, pero la ignoré y me di media vuelta para irme.
¿Por qué no puedo quitarle su alma? Me pregunté.

-Puedes quedarte si quieres, hay mucha lluvia afuera y te puedes enfermar... Eres bienvenido en mi pequeña casita. No es mucho, pero lo suficiente para poder sobrevivir.
Mi familia murió de una manera sospechosa y estoy a cargo de vivir por mi cuenta. Me decía.

¿Tomé la vida de su familia? ¿Soy el responsable de que esa pequeña niña tenga que vivir por su propia cuenta, con tanto peligro a su alrededor?, si ese había sido el caso, no lo recordaba...
O ¿es una táctica para ganar mi control?, cómo sea, tengo que limpiar mi mente y redefinirla.
Puedo ver confianza cada vez que la veo a los ojos, pero, ¿Y si esto me lleva a mi perdición?
Incluso a través de mis grandes convicciones, no puedo evitar volverme más aficionado a ella, me dio muchas revelaciones. Por un segundo juré que vi su alma escapar de su boca mientras me contaba todas sus devastaciones.

La abracé fuerte, durante esa fría noche de invierno lluvioso,
El sonido de una serenata oscura, niños asesinados, hombres, mujeres, animales y lo que acá se consideran extraterrestres, recorría mi mente.
Si tan solo ella supiera que tengo toda esa culpa.
Sentimientos que pensé que nunca había tenido, apatía se transformó en simpatía, eran rasgos nuevos que experimenté en ese momento.

¿Podré ser perdonado ahora, si simplemente renuncio a lo que soy?, ¿Podré sentir mi alma y si estaba perdido y no lo sabía?
-No te preocupes, no me das miedo, no es necesario que digas algo. Me dijo.
-Bendecidos son los arrepentidos. Agregó.

Hacía frío y el cielo estaba negro, puesto en mi mirada. Y luego algo en mí se rompió, harto de esconderme y pretender ser un humano, alguien que podría aliviar el dolor para ella, su vacío.

-Hay cosas que deberías saber, cosas que he suprimido y ahora es momento de mostrar.
Le dije, mientras procedí a tomar su alma.

Una lección que aprendí esa noche, nunca puedes escapar de tu destino ni de tu existencia. En mi mente lo pensaba mientras me era llevado hacia otro lugar y miraba el dulce que había tomado...

ConvicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora