Are, un ente que llega a la tierra sin saber su motivo, intenta encontrar una respuesta y duda de si quiere seguir siendo así, condenado a estar con una niña, vaga por el universo encontrando pistas a sus preguntas.
Con el tiempo que pasamos juntos, cada vez más la sentía, sus necesidades y deseos, pero... ¿Por qué?, si ya no era más una humana. Cada noche que pasaba, ella me suplicaba salir de mí para ir a cazar almas, lo cual minorizaba mi trabajo, pero al mismo tiempo sentía un poco de angustia al no ser yo quien iba, tampoco es que no pudiera, pero sinceramente no tenía ganas de hacer otra cosa que no fuese preguntarme a mí mismo que era realmente lo que tenía que suceder conmigo, o más bien, con nosotros...
Un 18 de octubre del año 1347, ocurrió lo más trágico para la humanidad del planeta tierra, la pequeña Akari dejó de jugar a ser una simple ente aburrida (según ella se describía) y lanzó un rezo en Lengua Oscura, lengua arcana de los demonios que expresan de una forma más simple la definición del caos.
Anonadado de semejante resonancia anímica, noto que los humanos empiezan a "envenenarse" masiva y descontroladamente en todo el mundo, culminando en 1363. Sentado en mi trono, veía a los humanos retorcerse de dolor, gritando y suplicando ayuda mientras nada ni nadie los podía salvar... a esto ellos lo denominaron "peste negra", un poco banal para mi gusto, pero son cosas que jamás lograré comprender. Mi pequeña Akari acabó con un tercio de la población humana hasta ese entonces, succionando almas como si de un vórtice se tratase. —¿Eso es todo lo que tienes? Le pregunté. —Eso es todo lo que te he permitido ver. Respondió.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Sabes algo sobre ellos?, pregunté. — Te refieres a nuestros creadores, ¿no es así? —Sí, necesito descubrir el propósito de otorgarme un alma tan poderosa, que se unió a mí y me hace tener sentimientos cuando nos vinculamos. —No, Are, solo sé lo que tú sabes. Me respondió con una sonrisa.
En mis vastos pensamientos abstractos, se me ocurrió la brillante idea de buscarlos, sin saber nada de ellos. Uní a Akari a mí y me moví de planeta en planeta, galaxia en galaxia, hasta cambié de universos y dimensiones buscando respuestas. Había más entes como yo, con sus respectivas figuras, todos distintos y particularmente definidos, quienes tampoco sabían nada sobre su origen, todos me decían que nunca se preguntaron eso anteriormente y que ellos cumplían con su propósito por el cual fueron creados.
Cansado de tanto buscar, años de perseguir algo que ni siquiera sabía si existía, si eran deidades mismas quienes eran inalcanzables por mi desinformación respecto a ellos, quemándome mi mente con pensamientos abrasivos de querer saber qué es y será de mí (nosotros), por qué la pequeña tiene poderes tan abrumadores e impactantes, ¿por qué yo...?