Capítulo [2]

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  Apagué la alarma un poco somñolenta y me quité el edredón de encima para dirigirme como zombie al baño, ya que me queria dar una ducha para despertar y volver en si. Al salir me dejé el pelo suelto y me apliqué crema, me pusé mi ropa interior y abrí mi armario. Saqué un conjunto de ropa (multimedia).

Bajé las escaleras para dirigirme a la cocina, en esta se encontraba una señora cocinando yo la miré extraña, esta se giro y solto la cuchara de madera que tenia en la mano y se tocó el pecho asustada.

—Me ha asustado señorita Fischer —exclamó la señora, yo solo me agache y cogí la cuchara y se la tendí.

—Lo siento, no quiero ser imprudente pero, ¿quién eres?—pregunté mientras me sentaba en una butaca apoyando mis brazos en la isla de la cocina.

—Ohh discúlpeme, soy Rita, la ama de llaves, tu padre me contrato ayer—se presentó mientras dejaba delante mía un plato con tostadas y un café.

—Bueno, encantada Rita—le dije para luego coger una tostada—y gracias—agradecí por el desayunto, esta me dió una sonrisa y se giró para seguir haciendo lo que hacía. Al terminar me despedí de Rita y cogí las llaves de mi auto.

Entre en el todavía sin arrancar y dejé mi mochila que había cogido antes de salir, en el asiento de atrás. Saqué mi teléfono y marqué a Thomas, el gemelo.

—¿Hola?—dijo la voz de creo que Thomas.

—¡Hey Thomy!—saludé—¿cuándo voy por vosotros?—pregunté para luego escuchar un "mierda" como respuesta.

—Puedes ir viniendo, todavía es pronto, te mando la dirección ahora—dijo rápidamente mientras unos gritos se escuchaban de fondo.

—Vale, nos vemos—me despedí para luego cortar la llamada, poco después me llegó un mensaje de la dirección, así que me puse en marcha.

Al llegar divisé una casa grande de dos pisos muy bonita, con un jardin de orquideas en frente. Bajé del coche después de aparcarlo y le puse el seguro.
Me acerqué a la puerta de madera y toqué el timbre, un Percy despeinado la abrió, este al notar que era yo la cerró de golpe, yo aturdida miré nuevamente hacia el sitio por el cual desapareció, esta se volvió abrir dejando ver otra vez a Percy peinado y con un fuerte olor a colonia.

—Hola—saludó para luego saltar en mis brazos, yo lo cogí y le di un beso en su moflete, para luego dejarlo con delicadeza, este me dió la mano y entro con migo en la casa cerrando la puerta a mos espaldas.

—¡Percy, ven aquí ahora mismo! ¿Por qué huele a mi colon...—dejo de gritar Edmund al verme, este abrió los ojos a lo grande para luego sonreir—¡Evane!—exlamó para luego dirijirse hacia mí y besar mi mejilla, yo solo le devolví el saludo con un abrazo.

—Hola, Edmund—saludé, este me sonrió para luego mirar mal a su hermano pequeño que se encontraba detras de mi pierna escondido.

—Tu no te libras—señaló con su dedo a Percy—bueno vamos, mi hermano baja en un rato, ¿no te importa si llevamos a Percy al cole?—preguntó mientras cogía tres mochilas, una se la paso a Percy y otra la puso en su hombro.

—No, no me importa, de hecho pensaba hacerlo igual—hablé mientras abria la puerta de su casa dirigiendome a mi auto, con los otros dos pisandome los talones. Estos al ver mi auto abrieron los ojos sorprendidos.

—¿Nos vamos a montar en esa preciosidad?—preguntó Thomas apareciendose de la nada, Ed le paso su mochila.

—Si, así que vamos, arriba—les dije mientras abria el coche. Thomas se sentó delante mía, mientras que Percy y Ed, atrás nuestra.

Mi DemonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora