2| Jodido dia de los difuntos

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El timbre sonó anunciando la hora del receso y no me apresure a agarrar mis cosas por el tremendo frio que hacía,

—Alice, no me abandones zorra— espete y Alice se acercó —Vamos a la cafetería, no desayune— aviso y pues no me iba a negar —Vamos Ali— y emprendimos nuestro rumbo a la cafetería a degustar la deliciosa comida de la señora Carmen, esa mujer tiene magia en las manos.

—¿Estas emocionada por eso del cementerio? — pregunto a lo que yo me negué

—¿Por qué me emocionaría por ir a un lugar lleno de cadáveres? — me estremecí —No me hace tanta gracia la verdad— Ya estábamos llegando a la cafetería así que ahí murió la conversación por pelear nuestro puesto en la fila.

Con nuestras bandejas de comida servida nos fuimos a sentar en una mesa y nos devoramos todo, la comida de doña Carmen es gloria.

Ya solo nos faltaban dos horas más para salir, el timbre sonó y nos apresuramos para llegar al salón por que llegar tarde no es nuestra opción después de que todos los profesores nos tienen tachadas de revoltosas.

Mi cuerpo talvez estaba en clases, pero mi mente no, todas las horas restantes pase pensando en otras cosas en vez de prestar atención, si me va a ir mal en las pruebas finales pero la verdad no se me apetecía atender. Las horas pasaron rápido y cuando menos lo imagine el ultimo timbre de la jornada ya había tocado.

—Llévame a casa en la súper moto de tu hermano porfíss— Se acercó mi mejor amiga —Pones la gasolina y te llevo— Propuse porque esa moto consume gasolina como si fuera camello en desierto.

—Trato.

Era inevitable que nos quedaran viendo al salir del parqueadero del colegio y es que dos mujeres montadas en una Ducatti Hypermotard no se ve todos los días.

Esta moto en vez de que tú la lleves ella te lleva a ti con la fuerza que tiene.

—Te pongo la gasolina, vamos al mirador— grito Alice en mi oído cuando ya estábamos lejos del colegio —Idas— alargue la s y arranque más hasta llegar a la gasolinera para luego emprender nuestro rumbo a nuestro lugar favorito.

La vista desde aquí es increíble y es que puedes ver toda la ciudad y algo de neblina que esta por convertirse en nubes a tu altura, el día al estar nublado parecía como si estuviéramos en el cielo ya que la ciudad no se podía apreciar, pero las nubes blancas si, y era algo más hermoso aún.

—Fue un buen momento para venir.

—No lo dudo, me percate que tienes la mente en otro lugar. ¿Qué sucede Ellie?

Suspire, a ella no se le escapa nada —Sé que suena tonto, pero me atemoriza ir a un cementerio—admití.

—¿Por qué?

—La última vez que fui tenía seis años y fue en el funeral de mi tía, siempre fui una niña inquieta y no pude evitarlo y me perdí entre las lapidas, nadie me encontró hasta después de casi cuatro horas y te juro que yo ya imaginaba a todos los muertos acercándose a mí para llevarme con ellos.

—Ellie, eso paso hace casi diez años corazón, no temas ahora eres mucho más grande y nada malo te pasara. Te entiendo es difícil, pero si no lo haces ahora ¿Cuándo lo harás?

—Es verdad Ali, no lo sé, pero lo hare, esta vez lo hare.

Guardamos silencio mientras veíamos donde se supone que se veía la ciudad, aunque solo se observaban las nubes subir.

Y es verdad a veces para seguir adelante debes vencer tus miedos, porque ellos son los únicos que te arrastran y no te dejan avanzar.

Me da terror porque, aunque todos me digan que fue mi imaginación yo estoy segura que los vi, los vi y los sentí llevándome al fondo del cementerio, los vi a los difuntos los vi.

La semana había pasado rápido y el día finalmente había llegado. Intente no martirizarme tanto y solo intentarlo porque ¿Qué es de la vida sin riesgos? Esta vez tengo que arriesgarme.

Finalmente llegamos al cementerio y Alice estaba con otra compañera, ella siempre ha sido extrovertida y muy social a diferencia de mí que me cuesta mucho entablar conversación con alguien. No me importo que este con ella, pero si me dolió, ella sabe mi temor y aun así me dejo sola, pero talvez se junte a mi después.

Nos adentramos al cementerio con total respeto y en silencio y yo hacía lo posible por mantenerme en el centro de todos y así no tener mucho contacto con las tumbas, si no más con mis compañeros.

Alice nunca se alejó de Rosie, hasta se pusieron a dar mantenimiento a alguna de las lapidas ellas juntas.

Mas resentida aun, el miedo se me convirtió por iras así que sin importarme me adentre más en el panteón donde se podía hacer más visibles las lapidas viejas, y es que si no se pagaba de nuevo aquel lote iban a retirar el cuerpo y poner algún otro que otra persona desee que su difunto descanse ahí.

Talvez son solo lugares en los que nadie ha querido enterrar a sus seres queridos, porque según veo son lapidas de criminales, gente que murió sin ser identificada, y varias lapidas sin gracia alguna abandonadas de ya hace años.

Pero había una que parecía colocada recientemente me fije en sus detalles y esta era tan corriente y minimalista que la hacía muy llamativa.

Cameron Ryan Brown
"Mientras haya amor y recuerdo no existe muerte verdadera"
14 de Octubre de 2001
22 de Febrero de 2020

Pase la mano con cuidado por la piedra de la lápida y en efecto está casi no tenía polvo, y por la fecha puedo confirmar mis sospechas, esta lapida es de recién.

Y es que es un desperdicio por que el difunto está realmente guapo, y si lo hubiera conocido talvez le hubiera hablado, por la forma en la que tiene sus facciones se nota que no es alguien creído.

Sentí un escalofrió recorrer mi columna, pero no le preste atención, se supone que es algo normal ¿No? Al fin y al cabo, estoy en un cementerio.

Sentí nuevamente un escalofrío y como si alguien estuviera respirando en mi nuca, no pude evitarlo y me di la vuelta dando unos pasos atrás, me lleve una mano a la boca para acallar mi grito de inmediato cuando mis ojos alcanzaron a ver al protagonista de la fotografía de la lápida que observaba segundos atrás.

—La curiosidad mató al gato Ellie Evans—ahí estaba "el difunto" hablándome, no era un fantasma con una sábana blanca y dos agujeros en los ojos, simplemente era él muy apuesto, alto, castaño y unos ojos oscuros y profundos, pero a mi simple vista podía percibir perfectamente que no era alguien vivo, y vaya que no lo es.
Tenía miedo, no sé si un fantasma me estaba hablando o era una jodida broma que me jugaba mi mente.

Es la segunda vez que me pasa esto, mucha razón tenía al no querer pisar un cementerio de nuevo.


—Pero murió sabiendo Cameron Brown— respondí con el temor carcomiéndome, el miedo te hace débil y frente a un "fantasma" no me voy a mostrar débil.


—Pero no vale la pena que pierdas tu vida solo por saber algo de mí, alguien insignificante para ti. Aléjate Ellie y no vuelvas— demandó mientras iba desapareciendo, era un jodido fantasma entonces.
Me quedé quieta procesando todo absolutamente todo aquello que acababa de sucederme, hasta que el grito dar mi mejor amiga me sacó del trance.

—¿Y por qué habría yo de perder la vida solo por descubrir alguno de tus misterios? — pregunte, aunque ya no había nadie que me respondiera.


—¡Ellie! — llamó Alice y me gire para verla venir corriendo hacia mí.


—Alice Alice ¿Tú lo viste?


Alice llegó a donde yo estaba parada y buscaba con la mirada algo que ver, sobre lo que le pregunté.
—A él, ¿lo viste?


—Ellie te llevo viendo casi diez minutos y estabas hablando sola.

Joder, era mi imaginación.

CameronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora