Epilogo

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- Sueltenme!! Déjenme ir!!

- Mami!!! Salvame!!!

Son algunas de las cosas que escucho gritar de dos niñas.
Las escucho como si estuviera bajo el agua, en una bañera.

Pero yo no estaba en una bañera.
Solo estaba sentada en mi cama, escuchando, aparte de los gritos de las niñas nuevas y las cadenas con las que las amarran, los golpes que hace mi cabeza al dar contra la pared de cemento.

Pum

Pum

La pared sonaba dura y al mismo tiempo hueca... como si solo necesitara la fuerza suficiente como para romperla...
Pero yo no tenía esa fuerza.
Solo podía golpearme la cabeza.

Pum

Pum

De repente;
Se prende la luz, la luz de una lámpara que colgaba de un cable algo dañado, iluminando la habitación verde triste.
La habitación llena de muebles viejos y rotos, como en un salón de clases abandonado, una cama y cadenas.
Muchas cadenas.

Me levanto de mi cama luego de acostumbrarme a la luz.
Tiendo mi cama y me siento en el piso de cemento frío al lado de la puerta de metal fuerte.
Esa puerta no sonaba vacía, era pesada y me dolía demaciado golpearla.

Nisiquiera queriéndolo podría romper esta puerta.

Sentada al lado de la puerta, espero paciente a que pase el carrito del desayuno.

Pum

Pum

Pum...

En cuanto se acerca a mi puerta, me pongo muy atenta, como un gato que espera a que el ratón salga de su hueco.

Y justo cuando el hombre alza la ventanilla de abajo de mi puerta, por donde entran mi comida, y al aterriza el pan con el hilo en mi piso, saltó sobre el para agarrarlo lo más rápido posible.

El hombre al otro lado de la puerta jala de la cuerda, pero yo ya logré ganarme el pan...

- Oh. Se rompió un poco... -digo viendo que un gran pedazo del pan faltaba por la mitad.

Pero es mucho más de lo que logro agarrar normalmente.
De seguro será mi día de suerte!

Me meto mi pan lo más rápido que puedo a mi boca... dejando por error caer un buen pedazo de este.
El cual atrapa una rata antes que yo pueda.

- Hey! Eso es mío! -le peleo persiguiendola

Lastimosamente la rata logra meterse de nuevo en el hueco por el que salió y yo solo me quedo como una idiota en cuatro mirando debajo de una mesa.

Para mi gran pena, ahí es cuando mi puerta se abre por primera vez en este día.

- Mmm...? Que haces ahí pequeña? -me pregunta la voz algo ronca de un hombre de por ahí de 40 o 50

Yo me volteo hacia el, aún en cuatro, sonriente.

- Perdí algo, me ayudaría a buscarlo? -pregunto antes de gatear por el cuarto

El tipo solo se rie, escucho como se quita parte de su ropa y me agarra de las caderas.

- Yo ya encontré lo que buscas.

- En serio? -pregunto lo más inocente que podía, ignorando como su nariz se acercaba a mis pantys

- Si... -dice oliendo mi zona íntima, antes de empezar a lamer mis pantys- Esta justo aquí.

- Oh. Si. Lo encontró. -digo con una gran sonrisa, mientras que dejaba que ese hombre gigante lamiera mi pequeñita vagina

En algún momento me quita mis pantys y me tira a mi cama...

En la Soledad carnalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora