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Se sentía sola, se sentía desprotegida. El olor de la sangre que cubría su cuerpo la hacía enloquecer. Pensar en sus cuerpos rotos, resquebrajados y sin vida la enfermaba. No esperaba consuelo, pues sabía que no había nadie que pudiese dárselo. Para ella la vida acababa de perder el sentido.

Deambuló por la pequeña habitación, sin rumbo, dando vueltas sobre sí misma y rozando con su piel desnuda aquellas oscuras paredes que no la dejaban escapar. Alzó la vista al cielo y con gran pensar sintió chocar con su mirada aquel techo de hormigón. Oscuro, frío, sin vida. Ni una triste flor se atrevía a crecer allí. Exhausta dejó su cuerpo desplomarse sobre la dura superficie y al cerrar los ojos, no pudo si no soñar despierta, soñar con la sangre de los caídos cuya esencia se escapaba traviesa por las llagas de su piel. El sonido de las ametralladoras aun permanecía en sus oídos así como la risa del ejecutor. Tan sola, tan perdida y condenada a vivir. Condenada a la muerte pensarían otros, pero no ella. Sabía que una vez esas balas atravesasen su cuerpo, sería libre, no sentiría más dolor ni desazón. Anhelaba ciertamente caer rendida bajo el fuego cruzado de las estrellas y desaparecer al fin.

Rogaba a Morfeo que la alejase de aquel lugar, pero ni siquiera él podría. Esos muros de pesadilla la acercaban cada vez más a una realidad desprovista de cordura. Unas manos duras la sacaron de sus pensamientos, zarandeándola con fuerza. La sacaron a rastras de la habitación y creyó entonces que era su turno, que por fin vería aquellas estrellas que tanto deseaba. Atravesaban puertas que se sucedían sin descanso. No sabía cuanto llevaba andando, solo era consciente de su propia debilidad. Pronto las piernas le fallarían y no podría aguantarse. Fue ahí cuando notó una suave brisa que acarició mimosa sus más profundas heridas. Fue ahí cuando escuchó la hipnótica balada de los grillos.

Su liberación estaba cerca, a tan solo una puerta. Pero el destino fue cruel y las fuerzas le fallaron. Sus ojos cerrados le impidieron contemplar la primera y última estrella de la noche. Una lágrima se deslizo por el flaco rostro, una lágrima amarga que gritaba de impotencia. Y así, tan triste y sola, sin su última estrella, cayó rendida y sin vida.

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2014 ⏰

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La estrella que no viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora