5. Mala Copa

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Me encontraba con Mia en su enorme sofá de su habitación. Estábamos viendo la serie de televisión "Friends" ; a ambas nos encantaba esa serie.

-no puedo creer que ese idiota siga en las carreras.

-yo tampoco, todo está jodido.

- ¿y qué vas a hacer?

- ¿Por qué esperan que yo haga algo? Él no quiere mi ayuda, me lo dijo y para ser sincera no quiero involucrarme en eso, complicaría más las cosas.

- ¿sabes que necesitas?

- ¿un perro?

-no, unas vacaciones.

-ya estamos de vacaciones.

-me refiero a salir de tu casa, ¿Qué te gustaría?

-si fuera en otra ocasión estará encantada, pero dudo que mi mamá me quiera lejos después de lo de Ian.

-pero tu no te fugaras, no eres igual a tu hermano.

- ¿enserio? Siento que nos parecemos mas de lo que cree la gente.

-hagamos una fiesta entonces.

- ¿te vas a ir de vacaciones?

-sí, pero nos vamos pasado mañana. Es triste que no vallas conmigo.

-algún día estaremos las dos viajando por todo el mundo.

- ¿lo prometes?

-lo prometo.

No fue necesario hacer una fiesta, habría una en casa de un amigo de mi colegio. Lamentablemente Mia no estaba invitada, pasaría una noche sin gente adinerada.

Meg y David pasaron por mí, los tres nos dirigimos a la fiesta mientras hablábamos de tonterías y en lo que haríamos en el verano, ninguno de los tres haría gran cosa. Al llegar a la fiesta, Isabel la anfitriona de la casa nos recibió muy amablemente.

-Vanessa ya llego- dijo David buscando por todos lados a su enamorada.

Al fin encontramos a nuestro grupo de amigos y nos pasamos un muy buen rato y así hubiéramos seguido si no fuera por Alex.

-me siento feliz de que al fin podamos estar solos sin los riquillos, ¿Cómo es que se hicieron tan cercanos a ustedes? Yo no los soporto.

-cállate hipócrita, si bien que les pides favores. - le dijo Meg siéndose.

-ya recuerdo, fue por Jane y su sexi amiga. ¿Qué haces aquí, Jane? ¿ya te acostaste con alguno? - se me acerco.

-eres un imbécil, Alex. -le dije alejándolo, su aliento olía a puro alcohol.

-amigo ya estas demasiado tomado. - Jorge lo intento sacar de la cocina.

-no, estoy bien; dime Jane ¿Cuánto te han pagado?

-cierra tu puta boca – le grite.

-vamos por algo somos amigos de esas personas, por su dinero y nada más. - dijo Alex.

-oye Alex. Mas de vale que no le vuelvas a hablar así a Jane. - le dijo Christian, el cual de la nada había aparecido plantándose enfrente de Alex.

-llego el afortunado, el mas afortunado de todos ¿no es así Chris?

Christian lo tomo del cuello de su camiseta y lo arrastro hasta la salida. Los gritos de las personas se estaban presentando, algunos gritaban "pelea, pelea, pelea" y otros simplemente soltaban carcajadas.

Salimos siguiendo a Christian. Lo soltó en el suelo, Alex continúo diciendo estupideces, Christian no lo aguanto más y lo empezó a golpear. Me quería acercar a separar a los dos, pero Jorge no me dejo y David fue a separarlos. Alex estaba muy mal, su labio le sangraba al igual que su nariz. Alex empezó a reírse, su boca al igual estaba llena de sangre.

-El tener amigos millonarios no les va a borrar todo lo que han hecho.

Me acerqué a él y le di una bofetada. Sin mas me alejé de ese lugar y empecé a caminar en dirección a mi casa.

Alex no se había puesto tan pesado y idiota como hoy, todos sabíamos que era mala copa, pero esta vez paso el límite. Todos sabían como era antes de andar con Christian y que no me gustaba que recordaran mis errores, las cosas se quedan en el pasado y si es posible en un cofre, el cual arrojarlo en el océano y que nadie mas vuelva a abrir esos recuerdos.

- ¿Por qué tan sola?

Me sobresalte al sentir un auto a lado de mí. En la auto venia Carter. Era un auto muy lindo, color negro brillante.

- ¿Quién te hizo llorar? - volvió a hablar mientras paraba el movimiento del auto.

-no te interesa, Walton. Déjame sola.

- ¿dejarte sola, en serio quieres eso?

No lo quería. Quería que alguien me abrazara, solo quería llegar a mi casa y costarme en mi cama. Si Carter era el único que no sabia sobre mi pasado, me ayudaría.

-sube al auto. Te llevare a casa.

Le obedecí y le di las gracias, no dijo nada, pero el manejaba muy lento y solo me miraba.

- ¿Qué?

-estoy tratando de descifrarte, ya que no quieres decirme tendré que adivinarlo.

-no tienes porque hacerlo. No es de tu incumbencia, Carter.

-Desde que te conocí, todo lo que tenga que ver contigo es de mi incumbencia.

Entre Brisa y Huracán Donde viven las historias. Descúbrelo ahora