Te extraño.
Todo mi ser, mi consciencia y mi mente están volcados en esa simple frase de dos palabras.
El estar lejos de ti me hace mal.
Ojalá pudiera haber detenido el tiempo la última vez que nos vimos, te envolvería entre mis brazos y no te soltaría nunca.
En este momento daría todo lo que tengo por volver a sentir tu respiración en mi cuello, o por qué me vieras fijamente en los ojos, para que me perdiera en esas dos esferas color noche, que son el reflejo y la puerta de acceso a tus miedos más profundos, a tus inseguridades, sueños y metas, desearía poder verte fijamente el rostro y agradecerle al destino por haberme dado la oportunidad de conocer a tan bella persona.
Extraño sentir el suave roce de tu piel contra la mía, extraño sentir el calor de tus labios contra los míos.
Te extraño mas que nunca y maldigo a los 81 kilómetros que nos mantienen lejos físicamente, y maldigo a tu puta indiferencia que nos mantiene lejos emocionalmente.
Extraño simplemente hablar contigo y que me cuentes como fue tu día, extraño que me cuentes el relato de como te hiciste esa cicatriz en brazo, extraño que te detengas justo frente al atardecer y que tu belleza lo eclipse.
Extraño que este sentimiento de vacío y que la ansiedad por volver a verte solo duren un par de días.
Aunque haya kilómetros de por medio entre tu cuerpo y el mío, siento como mi alma viaja hasta donde tú estás para juntarse con la tuya.
Si tan solo existieran los abrazos virtuales...
