─¡Bueno basta!.─grito Ignacio sacándole la botella de la mano a Mauro.
Valentin estaba haciendo fondo con la ayuda de Mauro, que tiraba el tinto desde arriba.
─¡Eh! Casi se la baja.─reprocho Mauro cruzándose de brazos.
─Mal N-nacho estas r-re─Valentin hablaba entre hipos. Apenas se le entendía.─ortivazo.
─No puedo cuidarlos todo el tiempo, ya nos tenemos que ir.─hablo serio pasando un brazo de Valentin sobre su hombro, ya que el quebrado no paraba de tambalearse.
─Daaa no seas así Nacho, estábamos bien.─Dije.
─Mal Cupidito estamos perfetos.─Hablo Valentin en duda.─¿Perfetos? O perefectos o...─Hiso una arcada repentina. Todos hicimos dimos un paso atrás. Hice una cara de asco inconsciente, no había vomitado pero el ruido de la arcada me daba asco.
─Nos vamos ya.─ordenó.
Di un último trago de mi vaso con fastidio. No me quedaba más que obvedeser.
─Nosotros igual también nos vamos. Mauro y yo pedimos un uber, ¿vos Dani pediste o te llevamos?.─hablo Manuel con su celular en mano.
─Yo...─vi como Valentin alzo sus cejas.─Yo no vivo muy lejos. Igual voy con ustedes, los acompaño hasta que llegue el uber.─ellos asintieron.
Y salimos los seis, eran las siete de la mañana aproximadamente. Se veían algunos rayitos de sol.
Mauro, Daniel y Manuel hablaban entre ellos. Yo estaba concentrado viendo autos pasar. Necesitaba la concentración. Después de todo era el más sobrio para abrir el portal a casa.
Hasta que un ruido me distrajo.─¡Escucharon!.─gritó Valentin sin despegarse de Nacho.─¡¿Todos están escuchando no?!.─miro hacia todos lados alarmado.
─¿Un cuervo?.─hablo Mauro dudando.
─¿Que poronga hace un cuervo acá?.─acotó Daniel también buscándolo.─¿Lo escuchas Manu?.
─Ah... si. Raro.─frunci el ceño mirándolo. Peleaba conmigo mismo para dejar de hacerlo.─Ahí viene el Uber.─apunto un auto negro acercándose a nosotros.
─Eu esperen, ¿les parece si nos juntamos un día de estos?.─preguntó Mauro tanteando.
─¿Que día?.─comente ganandome otra mirada molesta de Ignacio.
─¿Miércoles?.─todos asentimos. Nacho para no quedar mal, y Valentin no sabia ni de que hablábamos.─Después te pasó por WhatsApp la ubicación de nuestra depto y se la pasas a ellos Teo por fa.
─Obvio.─sonreí estrechando su mano y la de Manuel como despedida.
Se subieron al auto y nos quedamos ahora solo los cuatro.