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─Hola, me das un fernet con coca por favor, que sea un toque puro.─Rogó el teñido que no parecía muy sobrio entre la música agobiante del lugar.
─Nene es como la novena vez que me pedis la misma bebida, ya es mucho para vos estas muy en pedo.─comentó el hombre de la barra pasando un trapo por la misma.
─Tomo lo que quiero cuando quiero las veces que quiera, dame la bebida de mierda y déjeme ahogar mis recuerdos con ella.─Escondió su cabeza entre sus brazos posados en la barra, haciendo un intento fracasado de llorar.
─No quieras darme pena. Te peparó la bebida pero no jodes más ¿escuchaste?.─el teñido asintió frenéticamente ante la propuesta.
─Igual hay un problemita, me quedé sin guita.─hizo un puchero logrando que el hombre ría.
─Sin guita no hay bebida.
─No te pongas la gorra, el finde que viene te doy la plata.
─No pendejo, ya te dije que no.─el joven golpeó la barra frustrado.
─Hola.─un chico morocho apareció interviniendo en su reproche.─Me das un vaso de cerveza y un...─miro al teñido esperando una respuesta, este sonrió al notar el gesto del chico.
─Un vaso de fernet con coca.─repetio disfrutando ver la mueca molesta del hombre.─Y que sea rápido Roberto.
─No me llamo Roberto pendejo.─Susurro con molestia el hombre.
─No le pregunta traiga las bebidas dale dale.─El contrario solo suspiro dándose vuelta buscando las botellas para servir sus tragos.
El morocho saco un billete de quinientos de su bolsillo y los colocó sobre la barra esperando a pagar.
─Gracias.
─Denada...─Volvió a hacer un silencio esperando una respuesta de su parte.
─Daniel, ¿vos?
─Mateo.─sonrió de labios cerrados moviendo sus dedos en la barra.
─Si el Sábado venis a este boliche, te pago yo la bebida, ahora no tengo un peso.─el contrario soltó una risita asintiendo.
Los dos sonrieron mirándose un momento entre la oscuridad y las luces parpadeantes del boliche.
Después de unos tragos, también pagados por Mateo, los dos salieron del lugar. Ninguno sabía a que dirección o donde exactamente iban.
─Para tengo que respirar.─Daniel frenó flexionando sus rodillas dando bocanadas de aire sin dejar de reírse.
─Deja de reírte, me dolio, encima fue trampa.─Hiso un puchero refregando su frente con su mano.
En un momento empezaron a correr sin razón largándose a reír. Comenzaron una carrera, la cual no tenía sentido porque ninguno sabía cuál era la meta, pero Mateo llevaba ventaja y por una distracción de Daniel se dio contra un poste de luz, gracias a eso el teñido ganó ventaja.