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MADELEINE

Todo lo que una niña puede hacer y no precisamente llorar.

¿Me estas retando?– Solté en tono competitivo.

–Madeleine... –Suspiro. –Ya lo hablamos y sabes que no haré tal cosa–.

Ese tipo alto vestido de gabardina elegante con esa esencia de maduro es mi guardaespaldas o mejor dicho mi niñero para hacerlo más gracioso es mi chicle y por alguna razón inútil de él no me quiere obedecer.

–Pues está bien Bruno, como quieras–Me quejé mientras subía al auto.

Y si ese chicle inútil tiene nombre pero se me hacía divertido llamarlo de tantas maneras insultantes menos su nombre real.

Nos dirigíamos a llevarme a clases y por muchas razones no quería ir, mi lucha de día a día era no ir a clases, todos me odiaban tanto como yo odiaba asistir pero siempre debía hacer lo correcto o tendría mis consecuencias y la verdad no quería enfrentarme a ellas ya que esas consecuencias tenían nombre y apellido.

Una vez que me baje del auto detalle lo que tanto odiaba, era un edificio que de alto lo tenía de grande de ese color rojo que me causaba ansiedad cada vez que lo veía tanto como mi uniforme, noté muchas miradas en mi apenas avancé eran unas miradas pesadas de negatividad ,miradas que decían mucho llegó el fenómeno.

–Sí, te estoy retando así que buen día–dijo Bruno en forma de burla mientras se alejaba en el auto.

Una vez que el auto cruzo dejando de ser visible, di la vuelta y crucé la calle tomando un taxi.

–Sí que tendré un buen día–Pensé en voz alta junto a una risa burlona.

Pasaron unos minutos desde que me subí a el taxi, me dirigía a esa dirección que tanto ansiaba, esa que tanto le pedí a Bruno que me dejara en vez de ir a el instituto, ese lugar donde esperaba obtener respuestas.

Tomé mi mochila y saque en ella una ropa extra que había metido, empecé a cambiarme en el taxi sin vergüenza de que el conductor me viera y cuando lo notaba verme le clavaba la mirada defensiva, me puse unos pantalones negros junto con una sudadera roja y unos zapatos blancos, pues si aparecía con ese uniforme él se asustaría mucho y eso era lo que menos quería, espantarlo.

Justo después llegue a mi destino, me bajé y observe ese lugar, no tenía miedo pero si temía que quizás no iba a salir de ahí. Subí la mirada hacia el cielo al parecer tenía ganas de llover y antes que empezará me arme de valor y entré.

– ¿Hola? ¿Hay alguien? –Caminaba cautelosa y muy atenta por si veía algo pero no había nadie. Miré mi reloj y eran las 3:07 de tarde, me pregunte que estaría haciendo en ese momento en clases, quizás estaría sumergida en las burlas de todos o quizás en la oficina del director por meterme en problemas como suelo hacer.

Caminé en círculo durante un rato esperando y esperando, la verdad estaba siendo muy paciente algo que nunca hacía. En todo el rato hice muchas cosas, revise los alrededores del lugar por si algo se aproximaba o alguien, me senté un rato en el suelo jugando con las trenzas de mis zapatos o revisaba mi teléfono llegue al punto que hasta me puse a sacar la basura que tenía en mi mochila.

Estaba muy entusiasmada al principio pero todo el tiempo que estuve ahí se esfumo con mi entusiasmo, comencé a sentir decepción y un poco de tristeza por todo el esfuerzo que estaba haciendo durante meses, siempre creí encontrar algo pero en realidad no encontraba nada.

4:30 PM

Vi la hora por milésima vez tanto como vi la entrada el lugar con un poco de esperanzas pero ya estaba por aceptar que había perdido mi tiempo y que era hora de que dejará todo atrás, tomé una libreta que tenía varios números con nombres, la mayoría estaban tachados dando a entender que cada uno me había quitado la esperanzas poco a poco, solo quedaba uno que no había tachado, hasta ahora.

Tiré la libreta con fuerzas y me arrodille de espalda cuando escuché unos pasos.

Pasos que poco a poco se escuchaba cerca.

Di la vuelta cuando vi esos ojos que devolvieron mis esperanzas.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2020 ⏰

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Ha sido una adicción conocerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora