Parte I Señorita Ganzúa

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25 de Abril de 1996

Aquella noche Dick Valentine conducía con mucha prisa, había robado algunos tabacos de la cigarrera de su hija, no creyó que le importaría. Su audiencia era a las 18:00 horas y el juez Robinson era muy estricto, lo consideraría desacato si llegaba tarde, miró el reloj, 17:43. Tenía apenas unos minutos, como pudo estacionó su automóvil y entró al juzgado, echó una mirada a su reloj de cuerda, 18:01. El Juez Robinson le sonrió al tiempo que le hizo una seña para que se limpiara el sudor de la cara.

- De acuerdo, caso 6147, el estado contra Valentine - Dijo el Juez dejando escapar un suspiro como de astio - Señor Valentine, se le acusa de robo a mano armada, robo de vehículos, atacar a un oficial de policía, resistirse al arresto y tiene suerte de que me sienta benevolente hoy, llegó tarde, pero no lo consideraré en desacato porque me espera una sopa en casa ¿Cómo se declara el acusado?

- Culpable, su señoría

- Veo que ha recobrado el sentido, entiendo que llegó a un trato con la fiscal, así que a estas alturas aunque el jurado de civiles lo encuentra inocente en dos de los cargos que se le  imputan...

- Su señoría - Interrumpió aquel hombre francés y cansado - todo lo que quiero es pagar por mis crímenes

- Entiendo, esta corte lo sentencia a 15 años de prisión en la penitenciaría de seguridad mínima de Raccoon City - Exclamó el Juez al tiempo que golpeaba con su martillo cuando una voz feminana se alzó del fondo de la sala -

- ¡Objeción su señoría!

- Señorita, no me importa quién sea usted pero el señor Valentine renunció a su derecho de un abogado me temo que...

- Su señoría, esta joven es mi hija ¿Sería mucho pedir que me dé 5 minutos para despedirme de ella?

El Juez Robinson no quería otra cosa más que ir a casa pero vió a Jill que traía un par de maletas, uniforme militar y estaba empapada por la lluvia torrencial que golpeaba con furia los grandes vitrales del siglo XIX en aquel juzgado.

- Denle 10 minutos - Indicó finalmente a los guardias -

Jill lo miró en silencio unos segundos, tomó un poco de aire pero su padre habló primero

- Sabía que descubrías todo, Nikkei

- Odio que me llames así

- No tienes que avergonzarte, tu madre estaría orgullosa de ti

- Mi madre escapó con la cabeza agachada de Japón y me abandonó apenas nací, así que no me hables de orgullo - Replicó Jill con la voz un poco torcida - ¿Sabes? Yo creí que la gente hacía estas cosas todo el tiempo, creí que todos vivían así, robando autos y reparándolos, peleando, cometiendo crímenes, pero no, sólo te daba igual robarte me infancia, pero lo tenías planeado ¿Que pensabas que te iba a esperar en la parada de autobuses mientras tú ibas con una sonrisa a prisión?

- Sé que no fui un padre ejemplar y lo lamento querida, hice lo que pude, sé que las Fuerzas Especiales Delta del Ejército te enseñaron mucho, sabía que no podía permitir que te enviaran a prisión por mis errores, así que tuve que decidir, ahora eres como un arma, sabes desactivar explosivos, deberías darme las gracias

- De acuerdo padre ¡Gracias por una vida de mierda!

- Me agradas más ruda que llorando por un maldito pony, así que tengo algo para ti, malditas esposas, sácalo tú, está en mi bolsillo derecho

Jill suspiró exhausta y finalmente sacó una cajita del bolsillo de su padre, al abrirla notó tres cosas, una llave, una nota y una ganzúa

- Feliz cumpleaños 22, querida

Jill derramó una pequeña lágrima mientras miraba como los guardias se llevaban a su padre. Después de limpiarse la cara examinó el papel, era una dirección, se detuvo unos minutos a pensar lo que había pasado y se puso en marcha.

No era un mal vecindario, los departamentos eran relativamente pequeños pero estaba cerca de un bar y de una tienda de donas ¿Qué más podía pedir?

- ¡Cuidado!

Jill reaccionó por instinto y dió una voltereta esquivando lo que parecía ser ¿Una pelota?

- Lo siento - Dijo una voz infantil - Mi nombre es Becky y ella es mi hermana Pris

- Mucho gusto - Respondió Jill fingiendo sonreír -

Las niñas querían decirle algo pero Jill apenas les tomó importancia y se apresuró a insertar la llave para ingresar al edificio al que su padre la había guiado. Ingreso al departamento 7 en el tercer piso, estaba impecable, sobre la mesa había un sobre, era una carta de su padre.


Jill:

Sabía que no estarías aquí si yo te pedía venir así que me las arreglé para para guiarte, este departamento es tuyo, las escrituras están en la caja fuerte la combinación es tu cumpleaños, sé que no tomé las mejores decisiones pero todo lo que he hecho ha sido por y para ti. Para estas fechas ya debes haber salido de las fuerzas especiales, debes saber que tu servicio ahí fue parte de un acuerdo con la policía para evitar que fueras a prisión cuando robaste aquel Mustang, yo fui enviado en tu lugar porque de cierta forma es mi culpa. Ahora destruyeron tu expediente, hablé con Brian Irons, es jefe de policía de esta ciudad, estará feliz de recibirte en su escuadrón de tácticas especiales y de rescate: Los STARS, un equipo de élite, encajaras perfectamente, utiliza la ganzúa, sé que no hay muchas personas con tu habilidad.

Te amo.

Dick Valentine.

Jill se sentó en la mesa y miró a su al rededor, el departamento estaba bien acondicionado todos los electrodomésticos, despensa para varios meses

- Debo reconocerlo Dick... Te esforzaste...

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