Louis deslizó sus curiosos ojos hacia la pequeña marca de labial que resaltaba en una de las camisas blancas de su esposo. Sintiendo un punzante dolor en su corazón. cubrió su carita en sus brazos sollozando, juró no haber reconocido al de ojos verdes.
Pasos apresurados hacia la habitación se escuchaban, Louis sintió una mano y firmes dedos presionándose con fuerza alrededor de su cuello. —¿por qué estas tocando mis cosas? no te he dado el permiso.— Gruñó el de rizos y presionó más, soltó al chico y frunció el ceño. —que miras, vamos, lava esto.—Tiró la camisa que tenia un rastro de labial frente él, en su rostro.
Con sus manos temblorosas tomó su pertenencia obedeciendo -temiendo- del más grande.
¿en quién confiaría cuándo todo esto haya terminado?
