Demasiado fria

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15 años después

Dejo de ver el gran ventanal frente a mi y empiezo a analizar la decoración de la oficina de mi manager. Las paredes están llenas de las portadas de mis álbumes, fotografías de mi en algún concierto y portadas de revistas con mi rostro.

El suelo está impecable como todo lo demás en la oficina. El gran escritorio que se encuentra a mitad de la sala solo soporta el peso de una computadora de escritorio, a su lado una laptop y algunos papeles regados que muestran que antes de mi llegada Dania trabajaba en ellos. Estás juntas acerca de mi comportamiento cada vez se hacen más frecuentes.

Suspiro derrotada y regreso mi vista a la mujer que ha logrado posicionarme tan alto en el reking de los más escuchados.

- ... darte cuenta de el hecho de que está imagen te haya funcionado los últimos 4 años no significa que durará toda la vida. Las personas están empezando a verte como la niña malcriada que muestras ser. Para ellos ya no eres misteriosa, solo eres una perra fría. - Lanza una revista a la mesa pequeña de mármol frente a mi y pongo los ojos en blanco.

En la revista se muestra una foto mía con el titular "La princesa de hielo: Una magnífica voz en un envase vacío." Dania cambia su semblante a uno más serio. - Emerson, cuando te conocí hace cuatro años y medio en casa de tus padres me dejaste con la piel de gallina, tu voz es magnífica, transmites tanto en ella, que sentí tanto potencial en ti, sabía que llegarías muy lejos. Pero te has esforzado tanto en cerrarte en ti misma que ya es tedioso. Al inicio todos me cuestionaron pues siempre has sido dura de roer y distante. Pero te oyeron cantar. Transmites en tus canciones todo lo que jamás demuestras. Ellos entendieron y les fascino el misterio, querían averiguar qué escondías detrás de tu máscara de niña pretenciosa y egoísta. Pero ya no más. Necesitas dejar entrar a la gente cariño, demuéstrales la chica maravillosa que sé que eres. - Deja caer los brazos a sus costados y su expresión cambia a una decidida.

Entonces se escucha un fuerte sonido proviniente de su teléfono y su sonrisa se ensancha.

...

Hace cuatro años y medio

Me encontraba en la sala de mi casa, sentada delante de un piano mientras mis padres celebraban una más de sus donaciones a los orfanatos que más lo necesitaban. Aunque la casa era enorme había demasiadas personas y estaba empezando a alterarme, pero no me gustaba estar en mi habitación sola, era demasiado... Silenciosa. Así que solo baje y me senté aquí a observar a las personas. Todos parecían tan felices y yo quería echar a todos a patadas por ese hecho. Mis padres vivían en una pena eterna, ahora solo eran una sombra de lo que eran antes. Todos éramos una sombra de lo que fue. Pero al menos ellos lo intentaban, aun tenían esperanza. Una sombra me distrajo y me encontré cara a cara con Mandy.

- Hola pequeña Eme, ¿has decidido honrarnos con una valada el día de hoy? Me encantaría escucharte- Su mirada antes rebosante de alegría y bondad, ahora era solo triste y melancólica. Yo me odiaba tanto por eso. Yo provoque todo esto. Queriendo cumplir su pedido pase los dedos por las teclas hasta que me vino a la mente una canción; el corazón volvió a dolerme. Mandy se acercó y se sentó a mi lado recostando su cabeza en mi hombro. Entonces empecé a cantar.

Sé que tienes las mejores intenciones, 
solo estoy intentando encontrar las palabras adecuadas.
Prometo que ya he aprendido mi lección, 
pero ahora mismo, quiero estar "no bien".

Estoy tan cansada, sentada aquí esperando.
Si oigo un "solo ten paciencia" más, 
siempre va a ser lo mismo.

Así que solo déjame que renuncie, 
deja que me suelte.
Si esto no es bueno para mí, 
bueno, no lo quiero saber.

Déjame que pare de intentarlo, 
permíteme que deje de luchar.
No quiero tu buen consejo, 
ni oír las razones por las que estoy bien.

No sabes lo que es. 
No sabes lo que es.

No puedo evitar que estos pies sigan hundiéndose, 
y se me está empezando a notar.
Miras fijamente cuando yo pestañeo
pero no me digas lo que ves.

Estoy tan harta de toda esta mala suerte
¿alguna vez va a cambiar?

Así que solo déjame que renuncie, 
deja que me suelte.
Si esto no es bueno para mí, 
bueno, no lo quiero saber.

Déjame que pare de intentarlo, 
permíteme que deje de luchar.
No quiero tu buen consejo, 
ni oír las razones por las que estoy bien.

No sabes lo que es. 
Sí, no sabes lo que es.[1]

Las lágrimas caen por mis mejillas cuando paró de cantar. El salón se encuentra en un silencio total. Me seco las lágrimas cuando dejó de sentir la cabeza de Mandy recostada en mi hombro. Giro mi cabeza hacia ella y la veo llorando mientras tapa con una mano su boca, entonces levantándose lentamente comienza a caminar hacia la puerta de la cocina. Levanto la vista hacia el salón y veo a todos con la sorpresa reflejada en sus rostros. Poco a poco empiezan escucharse aplausos por todas partes, logro localizar a mis padres y noto sus mejillas mojadas. Sintiendome estúpida estoy apunto de irme a mi habitación cuando una mujer de acerca a mi.

-Mucho gusto, mi nombre es Dania. Después de escucharte creo firme te que tú y yo nos llevaremos muy bien. -Sonrie de una manera alegre y estrecha mi mano. Yo solo la miro confundida.

...

Saliendo de mis recuerdos noto que Dania estaba despidiéndose de la persona que anteriormente la había interrumpido.

- Bien, todo está listo. - Empiezo a preocuparme por su sonrisa maliciosa.

-¿Qué es lo que está listo?- pregunto mordaz.
Cuando cruzó mis brazos en mi pecho su sonrisa se vuelve aun más ancha.

Mierda.

****************

[1]Canción You don't Know de Katelyn Tarver

Gracias por leer❤️

One song for meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora