¡Hey señor! ¦ JiKook

Uno

Los rayos de luz se colaron por la habitación y aquel hombre que yacia acostado abrazo más la cintura de su pequeño novio quien descansaba entre sus brazos. Tenía que levantarse o se le haría tarde de nuevo, tenía un montón de clientes a los cuales tenía que atender.

—Cariño, despierta. Tienes que ir a la universidad—el de pelo negro movió el cuerpo de su novio y este todavía estaba sumergido entre sus sueños—Kook, hoy tienes que dar tu examen. Despierta—toda la noche JungKook se la había pasado estudiando para sacar una buena nota. Su pequeño novio siempre quería destacar entre todos, y por eso fue que el fue él primero en su corazón—JungKook, voy a llamar a tu mamá si no abres los ojos en este mismo momento.

—¡Ya desperté!—grito JungKook—Hola cariño—poso sus labios finos en los labios gruesos de su amado—¿Ya son las ocho?—el mayor asintió—Voy a preparar el desayuno. Quiero que comas bien antes de ir a trabajar ¿Ser abogado no es fácil, eh?.

—Y veo que ser veterinario mucho menos—JiMin beso la punta de la nariz de su amado—Me voy a levantar antes de que me vuelva a dormir. Tu también deberías hacer lo mismo y repasar un poco antes de entrar al examen.

—¿Sabías que si repaso, la probabilidad de que mí mente quedé en blanco en la prueba es el cien por ciento?. Prefiero no repasar ¿Tu como hacías, Minie?—JungKook se colocó aquellas pantuflas cremas que su mamá le había regalado.

—En mis tiempos de universitario. No estudiaba, prestaba atención y trataba de retener todo eso hasta el día del examen. De nada sirve memorizar un libro sí después no puedes aplicarlo en mi trabajo—JiMin saco su pantalón negro, su camisa blanca y un saco igual de negro—Me voy a bañar.

—¡JiMin, yo no memorizo! Solamente leo y marco las cosas que me cuestan captar...—JungKook hizo un puchero bastante tierno para el mayor—Además tu mismo dijiste que si me quedaba hasta tarde me iría mejor.

—Amor. Es tu último año, te irá mejor de lo que piensas y en recompensa hoy te irá a buscar para comer en algún restaurante ¿Quieres?—JiMin se acercó hasta JungKook y le depósito un beso en la frente de él.

—¡JiMin!—JungKook reprochó y luego busco la ropa con la que asistiría a su examen. Un jean y una remera blanca, también llevaría puesto el anillo de pareja que le regaló JiMin cuando se hicieron novios siempre le daba suerte.

Alistó el desayuno para ambos y alistó sus cuadernos para el día de hoy. Luego JiMin bajo reluciente listo para irse a trabajar, comieron tranquilos y luego se fueron en el auto hasta la universidad del menor.

—Cuando termines el examen, llámame quiero saber cómo te fue. ¿Bueno?—el mayor le dio un beso suave en los labios de JungKook—Tambien quiero saber que estás haciendo. A veces también me aburro en mí trabajó.

El menor se bajó del auto, claro sin despedirse antes de JiMin y cerró la puerta del auto. Y cuando se dio vuelta varios estudiantes se encontraban mirándolo fijamente, claro no todos los días alguien cae en esas pintas. Cómo aquel día.

Había entrado con sus amigos en aquella cafetería para organizar el proyecto que tenían que entregar dentro de un mes, pero nunca contaron que detrás de ellos había alguien más quien esperaba entrar.

—¿Disculpe, van a entrar?—JungKook sintió como alguien le hablo cerca del oído y se dio vuelta asustado. Y se encontró con tanta belleza en una persona.

—S-Si—una vez que sus amigos comenzaron avanzar, desde su asiento no despegaba la vista de aquel hombre de pelo negro—¿Cómo se llamará?—JungKook pregunto en voz alta mirando fijamente a aquel señor que vestía con saco. Después de dos minutos entro otro hombre y se sentó con él. ¡¿Tenía pareja?!.

¡No puede ser!.

—¿Por qué no vas a preguntarle JungKook?—dijo uno de sus amigos quien se encargaba de anotar lo que haría cada uno—Terminamos hace cinco minutos.

—Si tu no vas JungKook, voy yo—dijo otro de sus amigos.

—¡Claro que iré! ¡No soy un adolescente! Ya soy un adulto—entonces JungKook se levantó de su asiento y camino hasta aquella mesa apartada de la suya. A cada paso sentía que sus piernas le fallaban, su corazón comenzó a latir desenfrenadamente y sobre todo sus mejillas se colorearon. Si llegaba a darse vuelta, su amigo se lo quitaría y él no quería eso.

Faltaba poco y cuando estuvo en frente de ellos. Las palabras desaparecieron, su celular se encontraba en una de sus manos y los adultos que estaban tratando tema de trabajo miraron confundido al chico que estaba parada temblando.

—¿Que sucede?—dijo el acompañante que llegó tarde—¿Se conocen?.

—No—dijo el otro. Mientras tanto JungKook seguía mirando el suelo tratando de pensar que iba a decir y la vergüenza que estaba pasando en ese momento en frente de todas esas personas que lo estaban mirando, incluso sus amigos que estaban grabando la situación para de alguna manera después molestar a JungKook.

—¡Disculpa!—el menor hizo una reverencia—¿Cómo te llamas?—dijo JungKook, al chico de pelo negro con todavía treinta y cinco años.

—JiMin, Park JiMin. ¿Y tu?—su corazón freno. Le había preguntado su nombre, podía morir feliz, Dios mio.

—¡Jeon JungKook!—grito sonrojado—¿Podrías pasarme tu número?—levanto un poco la vista para mirar a JiMin que también trataba de verlo pero no podía.

—Disculpa JungKook, ya se a que términos vamos a llegar. Pero, no creo ser tu tipo soy alguien mayor, tengo treinta y cinco—JungKook abrió los ojos como platos al escuchar esa respuesta. Fácilmente ese hombre podría ser su papá, pero aún así si su corazón quería tenerlo tenía que obedecerlo.

—¡No importa!. Quiero ser tu amigo.—claro que no, JungKook haría que el destino los uniera de alguna manera no ahora pero si después. JiMin tomo el celular de JungKook con permiso y anoto su número, después se lo devolvió.

Luego cuando JungKook volvió a su asiento, sus amigos al igual que él se quedaron con las bocas abiertas.

—Diganme que no es un sueño...—sus amigos negaron.

JungKook estaba tocando el cielo de una manera que nunca olvidaría. Dios, ¿Acaso el destino estaba jugando a su favor por primera vez?. Su corazón no paraba de later y sentía la mirada de JiMin encima de él. Su nombre era tan bonito como él, incluso su apellido rimaba. Está noche dormiría como un niño.

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