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¿Qué había sucedido?

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¿Qué había sucedido?

De un momento a otro el albino fue sentado en una silla cohete, sin oportunidad de intentar escapar, de correr, de huir; aunque pocas eran las ganas que tenía de estar en aquella partida.

Moonlight River Park fue el mapa elegido para ellos por el dueño de la mansión, era un "juego" casual al cual no quería asistir.

La ansiedad le carcomia el cerebro mientras eran trasladados a aquel parque de diversiones; que de divertido tenía poco, no solo por qué tener a alguien intentando mandarte a volar no es nada bonito, si no por el aspecto sucio y feo del lugar, el cual lucía viejo y descuidado.

—¿Sucede algo? — Habló Martha mirando los ojos de Andrew, quien se quedó pensando en que responder, un par de segundos fueron necesarios para que Patricia hablara de una manera burlona.

—Seguro solo está nervioso, déjalo.—

Oh, no estaba nervioso, estaba muy feliz de ser encerrado una y otra vez con un desquiciado tratando de aniquilarte. —Estoy bien— Mintió, —Solo que quizás aún no estoy acostumbrado a esto—.

Silencio.

Al parecer habían llegado, todos habían sido colocados en sus puntos. Sabia lo que tenía que hacer; se dirigió a una máquina y comenzó a decodificarla, tenía bastante dificultad en hacerlo, puesto que el prefería no acercarse a las ciudades grandes, consecuencia a ello su desinformación de los usos de la tecnología.

Se encendió una luz, indicando que una máquina ya estaba lista, al parecer la había terminado Patricia.

El cazador está cerca, escondanse!—

Escucho el grito de una de sus compañeras, Martha había recibido un terrorshock en una de las ventanas de afuera.

Logro mirar al cazador, era Jack, quien inmediatamente puso a la coordinadora en una silla cohete.

Kress decidió que era tiempo de actuar, sin embargo, Patricia se había adelantado, regalándole un golpe al cazador, pero logrando sacar a su compañera antes de la mitad; ambas corrían a un lugar seguro, sin embargo, la fog blade golpeo a Patricia dejándola derribada.

Andrew seguía decodificando la misma máquina del inicio; su otro compañero estaba rusheando lo más que podía.

De un momento a otro, llegó un perro a su paradero, entregándole una carta; con cuidado rompió el sello y observó aquella perfecta caligrafía escrita con muchísimo esmero, el autor de la misma uso una tinta dorada que le daba un toque más bello; volviendo al contenido, era una nota corta, donde le mencionaba lo bueno que sería rescatando, algo sumamente inspirador para el joven.

- exit oathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora