- exit oath

II

Victor es una persona bastante agradable, casi no habla, pero claro que cuando llegas a conversar con el, te das cuenta que es un chico extremadamente empático, tierno, tranquilo y divertido.

El chico ya no se sentía con la misma energía que siempre; al día siguiente de el "incidente" con Andrew, el rubio despertó fatigado como si no hubiera dormido en varios días.

Sin embargo, tuvo que ponerse de pie y vestirse para las partidas que tendría más tarde.

Alistó algunas cartas y tomó una ducha rápida, se vistió con la misma ropa de siempre.

Salió de su cuarto intentando no hacer ruido, no había nadie despierto aún, era muy temprano al parecer.

Decidió volver a la cama; podría pasear un poco pero estaba muy cansado aún. Se tumbó en la cama ahora fría, hundiendo su nariz en la almohada; suspirando pesadamente.

Aguantó una bocanada de aire que fue despedida con pesar, recordó lo que sucedió tras el incendio... Si tan solo hubiera callado.

A pesar de que ahora tenía algunos secretos, se seguía sintiendo incompleto; aunque muchas veces ese vacío parecía desaparecer, sabía que seguiría ahí por mucho tiempo.

-Uhm... ¿Victor?- José, o el conocido "primer oficial" mencionó entrando a la habitación, mientras tomaba asiento en la cama donde el rubio estaba acostado

Este simplemente se limito a murmurar una maldición, estaba cansado y ni siquiera tenía ganas de comer; era como si su cuerpo ya no funcionará correctamente. José río ante la acción del muchacho y se acostó a su lado, pero el miraba el techo

-¿Dónde estabas ayer en la cena, pequeño? No te vi en toda la noche- ¿Así que el si se había dado cuenta de su ausencia? Por qué no lo había buscado ¿Tan difícil era buscar en su cuarto quizás? ¿Acaso su amigo ya no lo quería? Quizás simplemente se distrajo con algo MÁS importante que él, por qué cualquier cosa era mejor que la compañía de un chico tonto.

Silencio.

Grantz miro a Baden con sentimientos encontrados, quizás irá mezclada con felicidad y tristeza -Solo tenía un poco de sueño y decidí descansar- mintió.

Pero su amigo, lo conocía desde antes, miro sus ojos con ternura y besó sus mejillas; el morocho comenzó a contarle muchas cosas divertidas a Víctor, quien estaba a punto de dormir ahí

El rubio lanzo una risita y se dejó llevar por el morfeo; José y Victor se quedaron dormidos, aún faltaban varias horas, ya que eran alrededor de las cuatro de la madrugada.

Andrew se despertó a las 8:15 am, realizó su rutina normal, despertar, bañarse, ducharse y bajar a desayunar. Luca lo encontró en el pasillo y lo acompañó a la cocina; donde encontraron a Norton, que saludo amablemente a ambos chicos para proceder a dirigirse a la habitación de su compañero—hermano— que eran pero a la vez no parientes.

Al igual que Jose, el se metió al cuarto como si nada, abrió las cortinas y la ventana; sacudió a ambos chicos de manera apresurada —Despierten, bella durmiente, hermanito— Espera.

Dos personas.

Jose y Victor.

En la misma cama.

Buah, que más da, tienen que desayunar —Jose, sal de acá— dijo Campbell —Tengo que hablar con mi niño—

Jose despertó y con flojera se puso de pie, depósito un beso en la mejilla de Norton y salió —Hasta pronto, querida!— dijo tras cerrar la puerta

Andrew entro al cuarto como si nada, ¿A caso nadie respetaba la privacidad del rubio? ¡Maldita sea! Necesitaba espacio para hacer sus cosas.

El albino se sonrojo al ver a ambos hermanos ahí, ya que el pensó que Victor estaría solo (por cierto, el seguía dormido como un lindo angelito)

—Uh, perdón— Dijo y salió del cuarto.

Andrew volvió a su habitación encontrando a Patricia, a Luca y a Tracy sentados en su sillón.

—¿Qué hacen en mi cuarto?— se quejó inquieto

—Ohw, ¿Qué tal Andy?— sonrió una chica delgada, rubia con un traje de oso, quizás era su pijama.

—¿Cómo se encuentra, joven Kress?— ¿A dónde se fue la Patricia divertida? Ahora solo era la Patricia madura, amable y políticamente correcta

—Solo estábamos buscando algo~ Nada importante— Luca hablo

—Uhg esta bien, pero que sea rápido.— contestó en un supuesto tono de irritación, que parecía una risa

Se recargo en el marco de su puerta hasta que sus compañeros se fueron y tuvo tiempo de pensar en lo sucedido por la noche