II

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Sonidos… no, no eran solo sonidos eran… ¡Pisadas! Rodé en el suelo ágilmente lo suficiente como para quedar boca abajo y sacar el cuchillo de mi mochila/almohada; lo coloco entre mis dientes para no clavarmelo sin querer y comienzo a deslizarme lentamente por el suelo tratando de pasar desapercibida y así poder huir.

Las pisadas se acercaban cada vez más y mi corazón latía a su vez más rápido, sería malo que me atraparan a menos de un día de mi escape. Incapaz de contenerme miro encima del arbusto que me mantiene oculta, y lo que veo me deja helada: Gabriel está parado ahí. Nunca tuvimos una muy buena relación (siendo el tan fanático de toda la parafernalia de los Cazadores) pero aun así es mi hermano, y como tal debe entenderme, ¿No? Así de increíble es mi suerte.

Por favor, por favor… que no me vea, que no me vea…

Pasara lo que pasara yo estaba decidida a escapar de las garras de los cazadores, no importaba el costo, así hubiera que lastimar a mi propio hermano, pero en realidad preferiría no tener que hacerlo. Somos de la misma sangre después de todo. Pero para él, es muy peligroso estar aquí, a diferencia mía él nunca ha sido un muy observador, ni un buen escucha y Dios sabe que todo aquello era indispensable para salir ileso del bosque.

Gabriel se sentó en una pequeña roca –otro error- se le veía tan cansado, es un año mayor que yo, pero se ve al menos 6 años más grande, podría apostar que se había pasado toda la noche anterior buscando al Lupin. Apoyó su cara en sus manos y dio un largo suspiro. Era muy triste verlo así, tan débil a comparación de la semana pasada.

En un impulso de coraje me levanto del suelo y me sacudo la tierra de mi ropa. Gabriel sigue sin mirarme, lo que comprueba mi teoría de que no está consciente de sus alrededores.

-Gabriel- llamo suavemente

Su cabeza se levanta rápidamente seguida de su cuerpo el cual regresa a su siempre posición de defensa.

-Annika…- su cara se suaviza un poco pero rápidamente regresa a la normalidad

-Quiero decir… ¿Qué crees que estás haciendo?- me pregunta fríamente

-Creo que es bastante obvio Gabriel, ¿no crees?

-Conoces las reglas, tendrás que acompañarme-

En su defensa esto parecía ser igual de difícil para él, no tiene que ser fácil arrestar a tu propia hermana para que sea juzgada a muerte. O al menos me gusta creer eso. Sostengo mi cuchillo más firmemente en mi mano.

-No voy a hacer eso

-Entonces tendrá que ser por las malas- dice, sacando su cuchillo de algún bolsillo de su pantalón.

¿Quién lo hubiera dicho? Después de tanto tiempo de evitar a toda costa pelear con mi hermano mi momento decisivo será decidido solamente por el resultado de la pelea. Sin embargo, no estábamos solos, no sé cómo no lo pude percibir antes pero estábamos siendo observados.

Bajo mí cuchillo un poco poniendo más atención en mi entorno, en los árboles que en mi hermano quien ahora me mira como si estuviera loca.

-Alguien nos está mirando- le susurro mientras sigo dando vueltas en mi propio eje tratando de encontrar algo.

Me mira incrédulo

-Annika, déjate de estupideces y ven hacia mí

Ignoro su comentario y continuo mirando a mi alrededor, cuando los árboles a nuestro alrededor comienzan a agitarse, ahora Gabriel también está alerta ¡Ya era hora! Cierro mi mano con fuerza alrededor de mi cuchillo y todo pasa tan rápidamente.

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⏰ Última actualización: May 05, 2015 ⏰

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