Una vida juntos.

CAPITULO 36

Desde siempre a Jennifer le había gustado leer y luego de conoció a Spencer, su gusto comenzó a ser mayor, dado que siempre le recomendaba buenos libros. Mientras disfrutaba de sus licencias de maternidad fue cultivando su habito cada vez más, y más cuando empezó a vivir con Spencer porque con su extensa biblioteca siempre tenia nuevos títulos disponibles y de diversos temas. 

Una tarde luego de terminar de leer uno de los tantos libros que tenia en casa, decidió ir a buscar el siguiente, era probable que lo iniciara unos días mas tarde pero quería tenerlo listo para ese momento. Estaba pasando su vista por la extensa biblioteca que tenia en casa la cual fue creciendo a lo largo de los años, con ayuda de su tres hijos y esposo, cuando se centro en un libro en particular: era uno de una escritora inglesa del siglo XIX. 

Aquel libro hay estado en su familia desde que Spencer tenia tres años, ahora era el más preciado de toda aquella enorme colección. Lo extraño era que nunca lo había leído, el libro siempre a estado a su disposición y hasta sus hijos lo han leído, así que decidió que era el momento de leerlo.

Cuando lo tomo una hoja doblada cayó de él, cuando Jennifer la tomo le pareció parte de un viejo informe y detalló que tenia la letra de Spencer. Al parecer era del caso de Ohio, por la fecha y algunos datos. Cuando la desdoblo noto que tenia algo escrito por detrás pero la calidad de la tinta estaba un poco más oscura lo que indicaba que había sido escrito en una época diferente.

JJ...

Para dejar de arrepentirme por decirte que no, no estoy seguro si me alcance una vida. Si fue por mí que tú lloraste ese adiós, yo también cargo esa herida.

Por más de un año yo contuve la respiración, por doce meses pensé en lo que diría. Y hoy que te vi, igual que aquel día, ya no me sale la voz, ni el aire que antes tenía.

Sé que soy culpable del tiempo perdido, que mi promesa se fue con una canción, al irme de esa habitación.

Y hoy, vuelvo a encontrarte en la misma situación y haré de todo para no soltarte, porque yo nunca me cansé de amarte; y quedan cartas que no he puesto en juego, punto y aparte.

Tú sabes bien que yo no juro en vano, estoy jurando no soltar tus manos y si es por ti las mías pongo al fuego, a las cenizas no les tengas miedo, que si te quemas yo también me quemo.

Vuelvo a encontrarte, puedo explicarte cada signo de interrogación, si tú me miras tal y como lo hacías. Cuando pensé por fin la guerra acabó, fuiste una bala perdida.

Al leer esto Jennifer se quedo sin palabras, si unía las piezas el informe era de la época de cuando descubrieron que estaban enamorados y la siguiente vez de cuando se quedaron atrapados en un garaje tras una explosión cercana.

Luego de tomarle una foto a esa pequeña declaración, Jennifer fue a buscar algo a su caja de seguridad. Después de hacer un par de cosas, se fue a sentar frente al lago a leer un rato: su plan original era buscar un libro y luego ir arreglar un par de cosas, pero leer se volvió un mejor un plan.

Cuando Spencer volvió a su casa, fue directo al estudio a dejar sus cosas para luego ir ayudar a su esposa. Al dirigir su mirada a su biblioteca se detallo que el libro de su madre no estaba, intento recordar cuando fue la ultima vez que lo había visto y eso había sido esa misma mañana.

Si alguien lo había tomado, su esposa lo sabría. La encontró leyendo frente al lago...

Hola Jen - dijo Spencer tranquilamente 

Hola Spence - dijo Jennifer sin apartar la vista de su libro - como te fue?

Bien, es demasiado agotador ser yo a veces - dijo Spencer riendo suavemente - pero bueno, no puedo ser nadie más.