Prólogo.

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Emma apretó el gatillo con fuerza y cerrando los ojos al mismo tiempo que corría llevando a su hermano de la mano

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Emma apretó el gatillo con fuerza y cerrando los ojos al mismo tiempo que corría llevando a su hermano de la mano. A sus espaldas se escucho un grito y una maldición. Había fallado.

Con premura, la joven corrió con más fuerza, entendiendo que, por su culpa, los hombres que los perseguían podrían hallarlos con mayor facilidad. Había sido una completa estupidez tratar de hacer lo que había intentado y ahora, aunque no lo quisiera, se encontraban en un peligro aún mayor.

Tras ella, Nicolás tropezó. Sus jadeos eran tan constantes como demasiado ruidosos y la adolescente se preocupó de que no solo ella pudiese escucharlos. El aire frío heló su sangre y el movimiento de los árboles a su alrededor la hizo dudar de cualquier sombra, haciéndola temer lo peor.

—¡Vamos, Nick! Ayúdame un poco.

El niño alzó la mirada y sus ojos, tan verdes como los de los árboles a su alrededor, desbordaban lágrimas de agonía. Emma sintió, ante ello, como si su alma estuviese siendo arrancada de su propio cuerpo al verlo de esa forma. Ella sabía que era cuestión de tiempo para que los encontrarán así como también que, aunque no lo quisiera, debía buscar una forma de salvar a su hermano y eso haría. Aún si la solución le costaba la vida.

Sintiendo la bilis en la garganta, la chica arrastró a su hermano junto a un tronco hueco y lo hizo meterse en su interior, obligándolo al mismo tiempo a mirarla.

—Escucha atentamente. No quiero que hagas ningún ruido. No hables, no grites y, escuches lo que escuches, no salgas de aquí. ¿Entendiste?— Nick parpadeo y asintió y ella le sonrió, haciendo aún lado todos sus miedos para tratar de reconfortar al pequeño.

El casi imperceptible sonido de varias ramas rompiéndose y las lejanas voces de sus perseguidores la alertaron.

Soltando la mano de su hermano, Emma se alejó del niño y se escondió tras el mismo tronco. Sin pensar demasiado sacó el revolver que su padre le había regalado dos años atrás, revisó la recámara y, apoyándose sobre la madera y una de sus piernas, apuntó hacía el frente. Esperando con paciencia y escuchando el desenfrenado palpitar de su propio corazón.

Unos cuantos segundos después, la figura de sus perseguidores se hizo presente. La chica respiró profundamente y, al exhalar, disparo dos veces, quitando dos vidas y salvando otras dos.

🌸🌸🌸

¡Hola de nuevo y bienvenidos!

La verdad, no planeo escribir mucho en está ocasión. Sólo quiero decirles que me complace que estén aquí, dándome la oportunidad.

También, me gustaría que me contarán, aunque fuese de manera muy breve, cómo llegaron aquí, sus teorías y lo que esperan de este nuevo proyecto.

Realmente me siento emocionada por ésto y espero que ustedes también.

¡Los quiero!❤️❤️❤️

Puellae nocte.

En el corazón de EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora