Escucho una plegaria
y mis ojos lagrimean,
sienten la voz al cantar,
y comienzo una oración:Ahora Señor,
no muevas la montaña,
dame fuerzas para subirla,
por favor, no muevas
esa piedra de tropiezo,
pero guíame Señor a su alrededor, mis cargas se ponen tan pesadas, parecen difícil de soportar,
pero no voy a renunciar
porque me prometiste que nos encontrariamos en el altar de oración.Señor no muevas la montaña,
dame fuerzas para subirla.Amén.