"¿Has sentido alguna vez esas cosas punzantes en la nuca?
Son ellos..."
–Sexto Sentido.—Es imposible —le digo mientras me levanto alejándome—, ¿cómo voy a ser tu novia? Yo no te conozco.
Una sonrisa triste llega a sus labios.
—No sé realmente por qué no me recuerdas, pero sí, eres mi novia Racie.
Hay miles de cosas que no tienen sentido en este momento y una de esas es que el actúa como si tuviera mil años sin verme, tendré amnesia, pero asimilo sus reacciones rapido.
—¿Por qué te sorprendiste de esa manera al verme entonces? —lo encaro.
No responde, apoya sus manos en el piso mientras se intenta levantar y observa el lugar.
—¿Dónde despertamos? —pregúnta él mientras recorre el lugar con la mirada, acercándose a puertas y abriéndolas, dándose por vencido más rápidamente que yo.
No insisto en que me responda. —No tengo idea de qué es este lugar pero llevo horas... O días, encerrada aquí y parece una pesadilla o un experimento mental.
El sigue caminando y voy atrás de él, esperando que haya un cambio, ahora somos dos en la sala, ¿qué falta?
Nos detenemos abruptamente frente a una puerta que tiene pegado un pequeño papel, ninguno lo agarra, solo lo leemos:
"Bienvenidas personas, ¿cómo están?
Los he observado, no tienen miedo, ¿por qué no tienen miedo?"Termino de leer y asimilo la verdad de esas palabras pegadas bruscamente con cinta adhesiva a la puerta vieja.
Desde que llegué hay un millón de emociones por las que he pasado, desde tristeza y rabia, hasta sorpresa e intriga y sin embargo el miedo no es una de ellas.
El hombre a mi lado abre la puerta y entramos lentamente y decir que nos sorprende es quedarse corto.
Es un cuarto grande, muy grande, las luces en vez de ser bombillos amarillos como en el resto del lugar son líneas rojas que cruzan cada esquina.
Me acerco a una de las paredes empezando a notar las cosas, no hay nada en el cuarto, sin embargo, todas las paredes están cubiertas con nombres y no es hasta que me toca el hombro que me fijo en que nos hemos quedado horas encerrados leyendo cada nombre.
Son personas y aunque algunos sean nombres comúnes no los identifico en mis conocidos.
—Encontré nuestros nombres —menciona él señalando una esquina.
Racielle. Melquesidec.
Hay otro nombre anotado que no logro identificar, nosotros tres estamos rodeados por un círculo.
—¿Qué significa esto? —digo por primera vez con temor a morir en este lugar.
—Significa que tenemos que encontrar la manera de salir de aquí, ahora.
Salimos de ese cuarto y le empiezo a comentar que ya llevo tiempo revisando el lugar, que hasta que el llegó no había escuchado ni visto nada más que paredes y cuartos vacíos, a punto de volverme loca.
El me trata como si fuera alguien que aprecia, con cuidado, su mirada siempre escaneando todo mi cuerpo como si tuviera miedo que de pronto desapareciera.
—¿Por qué crees que no recuerdo nada? —le pregunto, no sé cuanto tiempo hemos caminado, seguimos en el mismo pasillo.
—A ti... A ti te ocurrió un accidente Racie —hace una pausa larga—, no volviste a ser la misma desde ese momento.
Analizo la situación, quizá eso tiene que ver con mi memoria. —Entonces, ¿perdí la memoria por ese accidente?
El niega. —No exactamente, cambiaste completamente, pero para nuestros ojos seguías siendo tú, seguías recordando quienes éramos y aunque no nos trataste igual eso nos mantenía felices.
—¿A quienes?
—A tu familia, a nuestros amigos y especialmente: a mí —me respondió.
Decidí seguirle preguntando luego, tenía que aclarar mi mente, no tenía ni un recuerdo, ni un "dejà vú", absolutamente nada, era solo un vacío mental.
¿Podría siquiera confiar en que decía la verdad?
Un cambio en las luces me sacó de mis pensamientos, empezaron a volverse un verde amarillento mientras avanzábamos en el pasillo, las puertas y el lugar se veía incluso más iluminado y se lo hice saber a Melk.
—Vamos más rápido —fue lo único que soltó.
El cansancio no existía, mi cuerpo empezó a moverse y observamos como el color verde empezó a acentuarse, las paredes mas notables y menos puertas a la vista, seguíamos abriéndolas, todavía sin encontrar nada, pero algo había cambiado, eso sí sabíamos porque un tenue sonido de lluvia empezamos a escuchar.
—Ahora sí siento miedo, Melk —le susurré y el tomó mi mano, él estaba temblando.
Cuando observé su mirada me fijé en lo que estaba viendo, al fondo del pasillo había algo, una sombra parada justo en el centro, parecía ser una chica pero no podía ver su cara realmente.
Y cuando menos lo esperamos escuchamos una risa.
La sombra de la chica desapareció y nosotros empezamos a correr entre las luces verdes hacia donde ella se encontraba.
¿Es el miedo a morir el que corre por mis venas o el miedo a reconocer la verdad?
●●●
Personita, personita, soy yo de nuevo.
¿Qué tal te va pareciendo la historia de Racie & Melk?
Es impresionante lo que una amnesia puede ocultar, ¿no lo crees?
Confiar o no confiar,
no sabrás dónde está la verdad.
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Jamais Vu
ÜbernatürlichesLas paredes del infierno tienen nombres anotados. No te soprendas si en una esquina encuentras escrito el tuyo, solo son posibilidades, ¿o es algo más? Cada año en abril tres jóvenes desparecían. ¿Qué pasaba? ¿Por qué no se oía de ellos en las notic...