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‹ PRÓLOGO ›

Giró nuevamente su cabeza para ver si ese auto negro seguía detrás de él. Y en efecto, aún seguía, llevaba desde el colegio siguiéndolo, era negro y estaba polarizado.

Así que intentó llamar a Ned, su mejor amigo.

-Vamos gordo, contesta, por favor contesta.- pegó el odio al teléfono.

"El número que usted marco se encuentra fuera del área de servicio".

-¡Mierda!.- miró el teléfono. Y un vistazo al auto.- Por favor contesta.- llevo nuevamente el aparato y contesto lo mismo.

Así que a pasos apresurados caminó a la plaza donde se metío entre la gente para así poder perderlos.

Pero la sorpresa que se llevó fue que el auto se estacionó al otro lado y de ellos salieron dos hombres musculosos. Así camino más adelante.

"Hola estás llamando a May Parker, por ahora me encuentro ocupada pero deja tu mensaje".

-May, se que suena loco y me tomes de loco, pero desde que salí del colegio hay un auto negro siguiéndome, me metí a la plaza para poder perderlos pero los tipos ahora me están siguiendo caminando, no te preocupes estaré bien, trataré de ponerme a salvo.-

Guarde mi teléfono y crucé la calle rápido, metiendome a la tienda "Latina" donde solía comprar dulces y comida, el dueño era mi amigo.

"May vine a meterme con "António" a su tienda, le ayudare un rato y después ire a casa, no te preocupes estaré bien".

Presionó enviar y entro.

-¡Hey, Peter!.- le saludo amable.

-¡Hola!.- contesto nervioso.- ¿Cómo estás?.- su "español" era más o menos medió, había aprendido gracias a él.

-Bien, bien, ¿Cómo te a ido en la escuela?.-

-Lo normal, ya sabes algo aburrido.- se giró a su espalda y vio a los tipos.

-Me alegra oír eso, pero venga ponte cómodo, ¿Quieres algo?.-

-Oh no,no, solo estoy de pasada, May no está en casa y no quiero quedarme solo.- tragó saliva de una forma nerviosa.

-Entiendo, toma algo anda Peter.-

-¿Seguro?.- entró detrás del despachador.

-Si -

Así tomo solo unas gomitas.

-¿Te importa si me quedo?, Solo Serán unas horas.- dejo caer su mochila en el banco y quitó el suéter.

-Por supuesto que sí, puedes quedarte todo el tiempo.-

-¿Puedo ayudarte en algo?, Ya sabes para matar el tiempo.- sonrió gentilmente.

-¿Puedes acomodar las cosas de aya?.- señaló unas cajas.

-Seguro.- así paso el día en la tienda de su amigo, ayudando, pero con cierto nerviosismo, cada rato giraba la vista fuera de los vidrios, cerca del parque y la plaza, los tipos ya no estaban.

-Es hora de cerrar chico, deberíamos irnos.-

-Esta bien.- tomo su suéter y se lo coloco al mismo tiempo que colgaba su mochila del hombro.

-Gracias Peter por ayudarme hoy, en verdad fuiste de mucha ayuda, ojalá otro día puedas venir a ayudarme.-

-Por supuesto, me gusta ayudar.-