Capítulo único

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El constante sonido del reloj en la pared era el único ruido que se escuchaba en esos momentos, la oscuridad era casi absoluta y solo estaba tenuemente iluminado gracias a las farolas que alumbraban el exterior.

Una sonrisa triste y preocupada se formó en su rostro, no creería que pudiera repudiar el silencio de su hogar como ahora, donde, desde hace casi siete años era recibido por el ruido de la televisión o la música rock en alto.

O también, donde desde hace cuatro años, era recibido por risas y pasos apresurados hasta llegar a él.

Un hondo suspiro salió de sus labios mientras miraba al techo, en su mente, pensativo.

Sin más preámbulo encendió la luz, encontrándose con la sala y el comedor, una sonrisa más animada se plasmó en sus labios al dar un par de pasos al frente y tomar del sofá aquel pequeño juguete de peluche de mantarraya en sus manos.

Recordó con gracia la situación en la que fue adquirido, dándoles la razón una vez más.

"¿Por qué una mantarraya? ¿No te gustó el de oso? — preguntó sosteniendo el otro peluche mirándolo extrañado, a su parecer, era muy adorable.

El pequeño lo miró con sus grandes ojos grises, un deje de diversión y picardía infantil que seguramente le aprendió a su tío Wei.

—¡Se parece a papá! — gritó entusiasmado tomando al peluche de mantarraya en sus pequeños brazos.

Una estruendosa carcajada lo sacó hizo que reaccionara tras la sorpresa inicial, dándole una mirada significativa a su esposo, este le sonrió con sorna.

—A-Yi, tiene toda la razón.

Xichen no pudo refutar aquello, mucho menos al ver a Jiang Cheng dándole un beso en la mejilla a su pequeño y luego acercarse a él para darle un pico en los labios.

—Tu hijo es muy honesto, definitivamente lo Lan es fuerte en él- bromeó, Lan Xichen resopló negando con la cabeza, una sonrisa suave se formó en sus labios.

—Y es demasiado directo, como todo un Jiang.

Su breve conversación tuvo que ser interrumpida por los gritos de su pequeño, quien ya estaba alzando otro juguete en sus manos pidiendo que se lo compraran.

Con el peluche en sus manos subió las escaleras, encontrándose con un cuarto semi abierto, en la parte inferior podía verse la tenue luz que reflejaba la luna.

Procurando no hacer el mas mínimo ruido, abrió la puerta.

La imagen que se mostró ante él era la más bella y entrañable que había visto en mucho tiempo.

Ahí estaba, Jiang Cheng, recostado en un sofá, sosteniendo un pequeño bulto de tela en sus brazos, arrullando suavemente con una canción.

A whole new world

A new fantastic point of view

No one to tell us, "No"

Or where to go

Or say we're only dreaming

Se quedó ahí durante al menos otro minuto, simplemente admirando la imagen de su esposo, cantando a su hijo a la luz de la luna, con un gesto tan sereno, sus ojos, mirando con increíble afecto al pequeño dormido en sus brazos.

Una vez que terminó, Xichen se acercó hasta quedar detrás de él, rodeándolo con sus brazos y depositando un beso en su cabeza.

—Tienes una voz hermosa— susurró en su oreja, sintiendo el calor de la misma ir en aumento.

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