『～ • The Beauty and The Beast // Rubegetta •～』

＊Capitulo 4＊

Iba por buen camino, según el, pues las huellas del caballo de su padre estaba bien marcadas en la tierra húmeda. Hasta que el camino se dividió y las huellas desaparecieron pero eso no lo extraño, lo que le pareció anormal es el que por un camino estuviera todo normal y que, por el otro, se podía divisar montículos blancos, como si fueran nieve.

-Nieve- se dijo para si- eso es nieve y si hay nieve, probablemente mi padre fue por aquí- Sin más, siguió su camino, encontrándose con lo que, efectivamente, era nieve. Sabia que su padre era muy curioso, como él, así que si había visto machones blancos a lo lejos, seguramente se haya acercado a ver lo que era.

Siguió por el mismo camino por un rato más, hasta toparse con una carreta volcada, en ella se podía ver muchas de las cajas musicales de su padre, al ver esto, se bajo de su caballo blanquecino para luego tomar una de ellas y verla con detenimiento, si esto estaba botado en el piso, lo más seguro es que algo le habría pasado a su padre y no precisamente algo bueno. También noto que estos estaban a la entrada de un hermoso y helado jardín, con hermosas lilas y rosas, en el fondo de este, se podía ver un imponente castillo, con gárgolas en la cima de las columnas y torres incompletas, seguramente abandonado. Sin más, gurdo la pequeña caja de música en la bolsa que traía con él y subió nuevamente al caballo, ingresando al jardín.

-Vaya ¿habías visto un lugar como este alguna vez, Vicente?- recibió el relinchido del caballo como respuesta- Yo tampoco pero se parece mucho al de las historias de Mamá, ese cuento del príncipe bestia, pero debe ser el castillo de algún noble.

Se dirigió a paso cauteloso a la gran entrada, cuando estuvo ahí, bajo de Vicente, ordenando que se quedara ahí, mientras el ingresaba con sigilo en el castillo. Todo estaba en la penumbra y se podía ver el descuido del interior, notablemente por los años, pero lo demás estaba en su mayoría bien, se quedo un momento quieto, para ver si escuchaba algún signo de vida mientras sacaba su arco y una flecha, si lograba oír algo, podían ser dos cosas, o su padre, o lobos del bosque y no deseaba tener que enfrentarse a una manada solo pues, aunque los lobos fueran su animal favorito, si eran salvajes y lo veían como amenaza, tendría que terminar con ellos de una forma poco grata. Mientras pensaba en eso, escucho un grito a la lejanía que pedía ayuda, tal vez era su padre.

-¿Papá?- pregunto para si, mientras se dirigía a donde se escuchaban los gritos que lo llevaron hacia una escalera que guiaba, seguramente, a un calabozo- ¡¿¡Papá, estas aquí?!?

-¿¡Samuel!?- su voz parecía desgastada y algo agotada, lo que preocupo más al joven -¡¡No deberías estar aquí, hijo, te puede encontrar!!

Pasándose la advertencia de su padre por el forro, este agarro un candelabro que estaba encendido, iluminando la escalera junto a un reloj, y bajo la escalera hacia el calabozo, encontrándose con su padre en una de las celdas, se acerco muy preocupado pues este ya no tenia edad como para resistir tales condiciones, toco con delicadeza su mano, que estaba sujeta a uno de los barrotes, encontrándose con la sorpresa de que estaba totalmente fría.

-Papá, tranquilo, te sacare de aquí - dijo tomando una flecha del carcaj y usando la punta de esta para forzar la cerradura de la celda

-No debiste venir, pequeño, el no tendrá compasión contigo- su padre parecía muy alterado, como si estuviera viviendo una pesadilla - vete, antes de que te encuentre, olvídate de este viejo

-¿Que estas diciendo? no te dejare aquí, estas frió y estas no son condiciones para qu...-fue interrumpido por un ruido estrepitoso que vino desde el pasillo, sin tardar mucho, Samuel se coloco en alerta, tomando su arco y flecha, tensándolo en dirección a donde se escucho el ruido, encontrándose con unos ojos  verdes, parecidos a los de un animal, una sombra erguida que era notoriamente más grande que él, pero a pesar de todo, su mano no tembló y se mantuvo firme, con sus ojos morados desafiando a aquella cosa que se ocultaba en la oscuridad, estab listo para disparar.