Unica parte

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Llegó aquel día.

Uno como en el que cada año no le tomaba tanta importancia siendo solo para él un día como cualquiera. No le era común ser como la sociedad en general el asimilar la llegada de su día especial y obtener regalos tontos e inútiles que inmediatamente eran desechados a la basura.

Así era cada año.

Él solo quería que este día fuera casual, muy diferentes a los anteriores como lo fue en su último año de secundaria que incluso lo retuvieron en el aula y lo "obligaron" a soplar las velas del pastel. Si por él fuera, hubiera hasta hecho explotar el salón de clases y hacer volar por los aires a sus compañeros pero, no quería meterse en problemas, así que de mala gana lo aceptó.

Este año no sería la excepción. Con nuevos compañeros, nuevas clases, nuevo ciclo escolar se aseguraría que nadie «por fin» tenga conocimiento de la fecha de su cumpleaños, nadie; ni siquiera sus nuevos amigos, no quería pasar por otro vergonzoso momento de cantos, aplausos y el molesto "pide un deseo antes de soplar las velas" que tanto le causa náuseas. Todavía se lamenta de haber hecho caso a esas peticiones absurdas solo para saber si de verdad se cumplirían, y una prueba de ello; aún no se le ha cumplido el último que pidió rogando por un "que se mueran todos" que nunca llegó. Patético.

Todo parecía marchar a la perfección. Al concluir las clases, se encerraría en su cuarto y no saldría de allí hasta terminar el día pero, incluso parece que alguna fuerza extraña esta en su maldita contra... O mejor dicho, el profesor estan en su contra.

—Bien, por hoy concluimos las clases. Antes de que se marchen, es un protocolo por parte de la escuela que los alumnos reciban una calurosa felicitación para nuestros alumnos que cumplen un año más de vida —dijo el profesor Aizawa con su ya propio animo—, este día felicitamos al alumno Katsuki Bakugou y que se la pase muy bien en su día.

Con sorpresa y mal humor, tomó el inesperado anuncio. La mayoría de la clase soltó un "¡¿Es el cumpleaños de Bakugou?!" con una fuerte carga de asombro y rápidamente fueron hacía su pupitre para llenarlo con kilos de preguntas y felicitaciones. Si no se desquitaba con el profesor (que por cierto, atacar a un maestro es por obvias razones ilegal) entonces quizás lo haría con su nuevo lápiz del No. 3 que «nuevamente» éste ya estaba partido a la mitad.

—Bakugou ¿En serio hoy es tu cumpleaños? —exclamó Eijiro que parecía un poco enojado por apenas enterarse-, ¿Por que no nos dijiste?

—¿Acaso creés que me importa que lo sepan? —Dijo Katsuki con molestia.

—Pero Bakugou, un cumpleaños es lo mejor que puedes esperar a lo largo de los días, además, es grandioso celebrarlo— expresó Ashido con fervor.

—¿Así? Pues lo será para el resto pero para mi, solo quita valioso tiempo — respondió directo.

—Oye, por lo menos deberías estar feliz un poco ¿No crees?— le reclamó Sero.

—¿Por que deberían darme órdenes sobre como sentirme? No se metan en mis asuntos.

—Vamos Bakugou, no seas tan duro y déjanos celebrar tu cumpleaños— intentó Kirishima calmarle.

—¡No les pedí que siquiera lo intenten y ya les dije que no se metan conmigo!

—Anda, por favor Bakugou— rogó Kaminari.

—Es más, podemos decirle a Aizawa-sensei que nos de permiso de usar el gimnasio para adornarlo y celebrarlo allí a lo grande— sugirió su amigo de cabellos rojos.

—Eso sería buena idea—— exclamó la chica del ácido—, ¿Pero creen que nos den el permiso para hacer todos los arreglos hoy? Eso se suele notificar a tiempo.

Un regalo que venga de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora