Me quedé aquí como el pétalo de una rosa caída. [Parte 1].

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Louis siempre ha amado las flores, pero nunca entendió por qué. Quizás por lo hermosas que son, o la manera en que huelen. Quizás son sus brillantes colores, o sus delicados pétalos. O quizás es la manera en que cada una tiene un distinto significado. Él solía pasar horas de su infancia afuera en el jardín con su madre, plantando nuevas flores y preguntando sobre las connotaciones que vinieron con cada una. Él usualmente cogía varias para ella, y ella siempre le decía que él tendría una relación feliz en su vida si seguía manteniendo así el romance por las cosas.

Ahora, él rie ante ese recuerdo. Porque si su madre supiera. Si solo supiera sobre sus moretones escondidos, los arañazos, la sangre. Si solo supiera acerca del abuso con el que debe lidiar diariamente. Si solo supiera sobre su novio, Mitch.

*

Mitch comenzó siendo dulce. Él era atento, encantador y protector. Louis quedó encantado con él en la primera cita, lo besó en el umbral de su puerta, era servil cuando su relación comenzó. Ellos se enamoraron, se mudaron juntos y nunca peleaban. Mitch era el hombre de los sueños de Louis.

Hasta que no lo era.

Hasta que su temperamento se salió de control, hasta que descargó su ira sobre Louis, hasta ese condenado Martes donde Louis olvidó tomar el coche de la tienda y Mitch lo perdió, gritando y golpeándole en la cara, haciéndolo retroceder y tratar de aguantar las lágrimas.

Louis siempre recordaría las palabras que Mitch dijo después: "No le digas a nadie. Nadie más va a amarte, Louis. Lo sabes."

Y eso hizo.

*

Louis ama las florerías. Ellas son bonitas, hogareñas y huelen perfecto, y él podría pasar horas caminando por las hileras de flores. Cuando él encuentra un nuevo negocio en la ciudad, se asegura de entrar en él. Es precioso, y las flores son grandiosas, todas frescas y apropiadadamente arregladas. Louis deambula por allí, oliendo las rosas, admirando los lirios y tocando las margaritas.

"¿Puedo ayudarte en algo?" preguntó una voz profunda, y Louis se gira para ver al hombre rizado, quizás uno o dos años más joven, sonriendo amablemente con un delantal del local.

"Um, no." Louis responde, timidamente, tratando de recordar cuando se volvió precavido con la gente. Bueno, él lo sabe, en lo profundo.

"Muy bien, bueno, si necesitas algo, soy Harry y estaré en el mostrador, ¿si?" dice Harry, y Louis sonríe, asintiendo.

Él mira por bastante tiempo como el otro hombre se aleja

*

Louis no llora. Él solía hacerlo. Él solía tener los ojos llenos de lágrimas ante cada nuevo moretón, cada rasguño, cada corte. Pero ahora, él sabe claramente que eso hace que Mitch se enoje más. Y, ¿honestamente? Él no está seguro si sabe como llorar.

Se acostumbró al dolor. Él sabe como cubrir las marcas con maquillaje, sabe que camisetas no se subirán en el lugar equivocado. Está acostumbado a esto. Ha estado sucediendo desde hace meses.

*

Cuando él no le hace la pasta perfecta esa noche a Mitch, él es empujado contra la pared.

Él le da una mamada a Mitch como una disculpa.

*

Él para frente a la florería el día siguiente, porque él estaba comenzando a pensar que las flores son lo único que lo hace feliz. Ese hombre, Harry, está allí, y lo saluda con la mano cuando Louis entra. Louis le ofrece una amable sonrisa y se pierde en las plantas, inhalando su esencia.

Me quedé aquí como el pétalo de una rosa caída. [Larry Stylinson, One Shot.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora