Pueblo de Mentirosos

Chloe

Capítulo 2

Después de dar mil vueltas por mi habitación decidí llamar a Naim.

Lo hice por dos razones.

Número 1; es el chico más raro e inteligente que conozco.

Número 2; estaba que me cagaba encima del miedo.

¿Sí? – me dice extrañado - ¿Quién habla? – pregunta después de bostezar.

El diablo para decirte que aceptamos tu solicitud en el infierno, ¡Enhorabuena, ingresó con beca completa! - le dije con mi sarcasmo y humor negro al full.

Ja ja, muy graciosa – me dijo odiosamente - ¿qué quieres Gia?

Necesito tu ayuda – le digo con voz tierna.

Pídeselo a Izan, siempre estas con el – me dice cortante.

¿Eso que escucho son celos? – le dije burlona olvidándome por un momento de que en mi otra mano tenía hojas del diario de una chica desaparecida y que alguien había entrado a mi casa para ponerlas en mi habitación.

Tranki.

Ya quisiera – escuche una carcajada a través de la línea – lo único que me interesa de ti es... - dudo en que decir, o cómo decirlo - ya tú sabes qué.

Será imbécil...

Dios dame paciencia para no matarlo...

Y poder entrar en tu reino...

Amen.

Mira maldito desgraciado – le dije ya harta de tanta habladera – necesito tu repugnante culo en mi casa en este mísero instante, ¿entendiste?

Aunque aquí entre tu y yo tiene un culo que te mueres.

¿Y si no quiero que? – me desafía como siempre.

Lo subo a todas las redes sociales – y colgué.

Se preguntarán qué carajos fue eso y yo muy generosa voy a explicarlo.

Verán, Naim es prácticamente mi mejor amigo desde hace cinco meses, desde que Pax mi primo y confidente de toda la vida por alguna extraña razón me ignora y evita todo el tiempo, un día Naim se quedó a dormir y digamos que cuando duerme dice muchas cosas vergonzosas... muy vergonzosas.

Tipo;" quiero tenerla más grande".

"Putt te extraño, sigo buscándote en las cajas del sótano, nunca te olvidare osito querido".

"Necesito amor..."

Y muchas cosas más, yo claro como buena persona que soy lo tengo todo grabado y la contraseña de mi celular es más difícil que la del vaticano.

Lo sé, lo sé, soy una vil manipuladora y debo confesar que eso me encanta.

°°°°°°

Ya estoy aquí – me dice al cerrar la puerta tras entrar.

Si no me dices no me doy cuenta – le digo maliciosamente – hasta pensé que eras una alucinación o algo.

Cállate la boca ¿quieres? – me dice acercándose a la cama y sentándose en el borde.

La verdad es que no – le respondí de la misma manera cortante que él – además ¿Cómo te digo lo que te quiero decir si me cago la boca? Eso no es muy lógico que digamos.

Habla Gia – en su tono de voz percibí derrota.

¿Sabías que encontraron el diario de Sam? – le pregunté con la intención de que cuando le dijera lo de las hojas no se asustara tanto como yo.