Mi nombre es Sebastián, vivo en un departamento sencillo en el último piso del New Work, tiene una cocina, una sala de estar, tres baños, dos de ellos ubicados en los dormitorios, de los cuales uno ocupó yo y el otro baño está bajo llave ya que no es necesario ya que lo tengo en el despacho, y una hermosa azotea en la cual, con permiso del dueño del edificio, plantó mis propias verduras y conservo mi pequeño árbol de naranjas.
Todos los días me levanto a las ocho de la mañana a correr por una hora, ya que con mis cuarenta años el cuerpo necesita movimiento. Al volver, tomo una ducha, preparo un jugo con mis naranjas, y salgo a trabajar en el mejor periódico de la ciudad, el Pliziano. Normalmente, soy el encargado de investigar y cubrir las noticias sobre hechos extraños, descabellados o cuando hay algún aniversario históricos.
Al llegar hoy, me encuentro con un hombre de unos cincuenta y tantos años, que es agradable, culto y honesto, además de ser mi jefe y amigo.
-Hola Sebastián, justo me informaron de una noticia que podría interesarte...- me dice dándome un abrazó.
-Hola Lautaro, me encantaría saber más sobre eso.
En lo cuál me invita a su oficina, me sirve un vino y otro para el y me explica que en cuatro días se cumplen 80 años desde el "accidente" en el pueblo Sanbeck en las afueras de la ciudad y que quiere que yo sea el encargado de investigar, cómo fue que se generó el accidente y escribir sobre ello.
-Mira Lautaro, me gusta este "caso" y desde ya pondré manos a la obra- le contesté riendo. Nos despedimos y me voy a Birguana, el pueblo vecino de Sanbeck a investigar.
Una vez llegado al pueblo, luego del fatigante viaje de una hora, al ser tan sólo ser el medio día, me voy a la plaza ya que podría encontrar alguien ahí al ser un lugar normalmente concurrido. Justo al llegar me encuentro a una mujer castaña, de lindos ojos claros y sonrisa extraña, con un perro de tamaño mediano jugando, intentando no parecer un acosador me acerco a hablarle.
-Hola, disculpa si molesto, me llamo Sebastián, y trabajo en el Pliziano y estoy investigando sobre el Sanbeck-explico mientras le paso mi tarjeta.
Luego de mirar la tarjeta con cierto aire de desconfianza me contesta.
-Hola, un gusto conocerte, soy Alma y ciertamente no se sabe mucho de ese pueblo, por más que sea nuestro vecino.
Al oír eso me huelo una noticia importante detras de ese lugar y entonces comenzamos a caminar hacia Sanbeck.
-¿y eso por qué?-digo.
-La razón no la sabemos, pero hace veinte años que en un día como cualquier otro, aunque nunca olvidaremos que fue el 13 de agosto de 1999, hubo un fuerte terremoto que derribó todos los árboles y vacío todo la laguna Fitch, que encontrarás hacía el sur, y en la mañana al despertamos pudimos apreciar cómo terminaba de formarse ese muro que ves desde acá, todos los arboles se estabam juntando en los alrededores del pueblo, parecía que quería protegerlo- al decir eso ella comenzó a hablar más despacio, casi susurrando y mirando a los costados con ¿miedo?
-¿protegerlo a quién- pregunto con su mismo tono de voz al ver el extraño y terrorífico muro.
-Al pueblo, los árboles parecían haberse movido de noche y acomodarse, pero lo más escalofriante es que cada raíz se enteraba en el cadáver de algún pobre animal del bosque, haciendo que los gritos y el miedo aumentarán, es más, si te acercas un poco más podrás ver los animales aún gritando, despacio pero gritando, como si aún estuvieran vivos.
Al decía eso ella, me acerco para quedar a sólo un metro del muro y comprobar lo que dijo, y si era verdad aunque también se le olvidó mencionar el horrible olor que desprende este muro. Finalmente, ya para cerrar la entrevista hice la pregunta que más miedo me causa.
-¿Y por que nadie entra?
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SEBASTIÁN
Short StoryUn pueblo, un aniversario y un muro extraño. Eso fue lo que de necesito para que todo cambiara, pero lo primero sería explicarles todo desde el principio, ¿estás segura de leerla?