OO.

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Eric estaba en el más profundo de los sueños cuando llamaron a la puerta de su habitación, despertándolo. Algo confundido y todavía somnoliento, buscó a tientas su celular dando manotazos sobre la pequeña mesa de noche junto a su cama hasta dar con el aparato y llevárselo encima del rostro para ver la hora. La luz lo cegó por unos pocos segundos, haciéndolo bufar bajito mientras trataba de comprender los números que le devolvía la pantalla.

Eran casi las dos de la mañana. Frunció el ceño, convencido de que el golpe había sido parte de su imaginación, se dispuso volver a dormir cuando nuevamente oyó el suave toc-toc sobre la madera de la puerta. En ese momento comprendió que no estaba soñando y que alguien realmente lo estaba buscando.

— Eric-ah, ¿estás despierto? —preguntaron del otro lado, golpeando una vez más — Eric...

Gruñó sobre la almohada antes de incorporarse de la cama algo irritado, encendió la lámpara de la mesilla de noche antes de levantarse del todo. Caminó hacia la puerta bostezando y rascándose la nuca para abrir justo en el momento en el que su hermana planeaba volver a golpear.

La miró con los ojos entrecerrados y sin comprender nada, ganándose una risilla de su parte. Era obvio que ella acababa de llegar de la calle pues aún no se había quitado su bonito vestido azul ni el maquillaje del rostro, con lo cual Eric se sorprendió un poco. Esa noche su hermana ya había avisado que saldría con unos amigos y que volvería tarde, así que no entendía que hacía Hyejoo a las dos de la madrugada en la entrada de su habitación, y no se encontraba en una fiesta. O en su defecto, duchándose y alistándose para dormir luego de la fiesta o algo así.

— ¿Estabas dormido? —preguntó ella en un susurro, a lo que él asintió— Ay, perdona... puedo volver mañana.

— Ya estoy despierto —balbuceó haciendo un puchero sin darse cuenta— ¿Qué ocurre?

— ¿Puedo pasar? —cuestionó Hyejoon en lugar de responder— Quiero contarte algo muy importante.

—¿Ahora? — soltó Eric. Sin embargo, ya estaba haciéndose a un lado para dejarla entrar a su cuarto —. Espero que sí sea algo importante, noona, porque a esta hora...

—¡Lo es! — se apresuró a decir ella para luego sentarse sobre la cama del menor—. Siéntate aquí, con noona.

Obediente, Eric entrecerró la puerta y volvió a la cama, sentándose al lado de su hermana y mirándola expectante. El sueño ya había abandonado su sistema lo suficiente como para que estuviera atento a las expresiones de Hyejoon, tratando de adivinar qué sería tan importante para que tuviera que contárselo a esas horas sin poder esperar al día siguiente. La chica estaba sonriente y con las mejillas ligeramente sonrosadas, mordiéndose el labio mientras jugueteaba con sus delicadas manos sobre su regazo. La conocía lo bastante bien como para saber que estaba buscando las palabras correctas para decirle aquello que la tenía tan contenta, y eso no hizo más que despertar su curiosidad por completo.

—Bueno, dilo—pidió—. Ahora estoy intrigado, quiero saber.

— ¡Yah! Estoy pensando cómo decirlo, se paciente— se defendió Hyejoon, riéndose nerviosa—. No te pongas celoso, ¿Está bien? — la petición lo hizo alzar una ceja de manera dudosa, pero terminó por rendirse al ver la mirada que le dedicó ella—. Bien. Yo...conocí a un chico hace un tiempo, hace ¿dos o tres meses? Es dos años menor que yo, pero es muy maduro y... bueno, yo... él me gusta mucho, me gusta desde que lo conozco, y al parecer yo le gusto también. Y ahora que nos volvimos más cercanos y logró ver más de mí...Es apuesto, masculino y muy inteligente...y...y ahora estamos saliendo.

—... ¿S-saliendo? — Fue lo único que logró decir, sorprendido— ¿Te refieres a salir como...?

— Como novios, sí —finalizó ella por su hermano, sonriendo ampliamente—. ¡La verdad es que acaba de pedírmelo!

—...

—¡Él es increíble, en serio! — continuó Hyejoon, ajena al silencio sepulcral del menor—. Aún no puedo creerlo... No fue romántico ni nada, bueno, él de por si no lo es, ¡Pero fue perfecto! Viniendo de él todo es perfecto...

—...

—¡Estoy muy feliz! Quería contárselo a alguien y ¿quién mejor que mi lindo hermanito? —finalizó ella, rodeando el cuello de Eric con un brazo— ¿Estás feliz por mí, Ric-ah?

— Supongo que sí, noona -logró decir, algo abrumado por la noticia—. Siempre y cuando tú lo estés...

— Eres un cielo —canturreó la mayor, besando la mejilla de su hermano—. Lo estoy, mucho, no te preocupes. Él es un gran chico, sé que irá bien.

Eric asintió como única respuesta, confiando en las palabras de su hermana y en la enorme sonrisa que adornaba su rostro. Hyejoon, por su parte, entendió esto como su señal para despedirse y así lo hizo: abrazó una vez más al menor, se levantó de la cama, le revolvió el cabello y se despidió de él luego de desearle dulces sueños, cerrando la puerta y dirigiéndose a su propia habitación, dejando a un meditativo Eric recostado en la cama observando el techo mientras pensaba en lo que acababa de descubrir. No se fiaba completamente de aquel desconocido, ¿quién lo haría?, pero la expresión de completa alegría en el rostro de la chica era suficiente por el momento como para que se hiciera a un lado y dejara a Hyejoon ser feliz con aquel sujeto. Claro que no bajaría la guardia en ningún momento, Hyejoon era su hermana y su mejor amiga, él la protegería con garras y dientes de todo mal. Pobre de ese Hyung si se atrevía a romperle el corazón a su hermana, porque entonces conocería la furia de Eric Sohn y no la sacaría barata.


säg inte noona » juricDonde viven las historias. Descúbrelo ahora