CAP. 3 "MI GRAN RECUERDO"

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No puedo olvidar aun su rostro,  su cuerpo y su peculiar forma de querer,  aquellos labios tan húmedos,  suaves y deliciosos;  rojos como la sangre,  pero amargos como el mismo hierro,  un beso de él,  era como cianuro para mi alma. Tanto lo amé que no sabía que una vez besara aquellos deliciosos labios estaría  firmando mi sentencia de muerte,  una que volvería a firmar las veces que fuera necesarias para volver a sentir esos fantásticos labios que también compartían una poderosa sonrisa,  esa que con tan solo verla sientes como si estuvieras cayendo de un precipicio,  profundo,  sin fin pero que se siente bien hacerlo,  una sonrisa bastante adictiva,  de esas que traen felicidad y tranquilidad a tu miserable y gris vida,  el gran complemento de su magnífico rostro,  eran esos ojos marrones,  sinceros,  amables y transparentes,  sí,  porque aunque no supiera amar,  sabía el dolor de pasar un gran invierno y sequía de amor,  una decepción y una traición,  sus ojos,  que cada vez que me miraban,  me hacía sentir única,  especial,  bella... Uf... ¡Maldición,  en verdad lo quise!

Por otro lado,  su estatura era perfecta,  maravillosa ante mi,  sus brazos,  piernas y abdomen bien cuidados,  su cabello un poco desordenado,  pero que eso no los confunda,  pues tenía una vida totalmente estricta y sistemática y si, no iba a dejar a un lado su grandioso pene, majestuosamente grande para unos ojos como los míos,  unos que no había visto muchos en mi corta vida,  venoso,  rojo,  maravilloso,  con él,  me hacía sentir reina,  dueña y señora de la vida y la muerte,  me enaltecía cada vez que entre sabanas sin dueños nos enredamos,  no nos pertenecíamos,  pero cada vez que estábamos juntos,  me hacía creer que estaba en deuda con él.  Su voz, que me tomaba con tal posición que hacía temblar cada partícula de mí,  mi nombre si que se escuchaba tan bien cada vez que él lo mencionaba,  me quería,  si que me quería,  lo hacía a su manera,  única,  con límites que él mismo se imponía,  con estrategias que eran difíciles de completar,  con una comunicación que solo comprendíamos los dos,  como si de otro idioma se tratase,  pero que era muy sencillo de entender.

Notas de un Amor TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora