Capítulo 5 - Mates

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:::Blake Johnson:::

Caminé tan rápido como pude con esos malditos tacones. Podía escuchar los aplausos de los invitados a mis espaldas pero no me importaba, me adentré en el bosque sin mirar atrás. Caminé unos metros y me detuve cuando una rama pequeña se atoró dentro de mi sandalia. ¡Maldición!, pensé furiosa y comencé a quitarla cuando oí unos pasos detrás de mí. Al voltear mis peores temores se confirmaron, el Alpha Thomas, mi mate, estaba frente a mí y me miraba fijo. Permanecí quieta sin decir nada, pensando en la esperanza de que quizás no se había dado cuenta.

–¡No seas idiota! ¡Claro que lo sabe, por eso vino a buscarnos!– bufó Alesssa dentro mío y tuve que esforzarme para ignorarla.

Thomas se acercó lentamente hacia mí y tomó mi cintura con suma delicadeza. Tenía ganas de apartarlo de un golpe pero mi loba luchara para que no lo hiciera, era tan obstinada como yo. Thomas bajó la cabeza hasta mi cuello, respirando sobre mi piel, como si me estuviera olfateando.

–Por fin te encuentro– dijo elevando la vista a mis ojos. –No sabes cuánto te he buscado, Blake– agregó y fruncí el ceño apartándome con cautela de su agarre.

–¿Cómo sabes mi nombre? – pregunté sorprendida mientras él me miraba confundido y algo molesto por haberlo apartado.

–Escuché a tu amiga llamarte. ¿Por qué te has ido así?– respondió en un tono más seco, su rostro se endureció y dio un paso al frente.

–No lo sé, necesitaba pensar...– dije encogiéndome de hombros y volvió a tomarme por la cintura, ésta vez con mayor firmeza.

–¿Pensar qué? ¿Por qué no viniste a mí? Supiste de inmediato que era tu mate, eso lo sé– dijo con tono demandante y autoritario, lo que me hizo enojar.

–No estaba lista para encontrar a mi mate, ¿Ok?, he dicho que necesito pensar– dije separándome bruscamente de él. –Ahora si me disculpas, debo irme– agregué e intenté dar la vuelta pero tomó mi brazo, poniéndome frente a él.

–No tienes nada que pensar. Eres mi mate y ahora Luna de esta manada, tu lugar está a mi lado– su rostro parecía una piedra y estaba utilizando su voz de Alpha, aunque me valía un comino. No permitiría que me hablara así.

–¡Oye!– respondí soltándome con fuerza y retrocediendo un paso –No te he rechazado pero podría hacerlo si quisiera. No me hagas enojar, he dicho que necesito irme y eso haré– dije señalándolo con el dedo en forma acusadora y poniendo mi otro brazo en jarra. Él se veía muy molesto pero una sonrisa burlona se instaló en su rostro.

–¿Eso fue una amenaza? Porque sería muy malo verte enojada... ¿verdad? – respondió burlándose mientras se acercaba peligrosamente. Lo ignoré y comencé a caminar, pero esta vez me acorraló contra un árbol, poniendo un brazo al costado de mi cabeza y el otro en mi cintura.

–He dicho que no te irás de mi lado. Aquí se terminó el juego, vendrás a la cena conmigo y luego te mudarás a mi casa. Será por las buenas o por las malas, decide– ordenó con voz autoritaria sin apartar sus ojos de los míos.

–¿Quién carajos te has creído?– grité con rabia intentando apartarlo, pero a penas conseguí que se tambalee. –¡Podrás ser el Alpha pero no me obligarás a irme contigo!– continué forcejeando furiosa pero fue en vano, y entonces Thomas plantó un beso rudo sobre mis labios, sorprendiéndome.

–Claro que puedo cariño, eres mía– dijo susurrando en mi oído y le asesté una bofetada en la mejilla, dejando mis dedos marcados en su rostro. –¡Suficiente! – gruñó con una voz tan colérica que me erizó la piel, pero mantuve la mirada firme.

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