Un aviso

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Escribo esta historia no para entretenerlas, sino para que no comentan el error que muchas mujeres han cometido y que las han llevado a finales infelices. Es el mismo error que yo cometí, solo que yo reaccioné a tiempo.

Mi nombre es Miriam, tengo 16 años. Mi novio, mejor dicho, EX novio se llama José. Escribo la palabra "ex" en mayúscula para que quede muy claro que ya no estamos juntos.

Llevábamos 6 meses saliendo. Eran seis meses perfectos, yo era realmente feliz con él. Llegué a pensar poco menos que él era como un "príncipe azul", ya, la verdad mejor no exageremos tanto... pero él era perfecto para mí. Era todo un caballero, atento, preocupado, tierno (eso era lo que más me gustaba de él). Su familia era un amor, en especial su madre; ella era una reina, en el sentido de que era una muy buena persona, aunque a veces la notaba media tristona, no me explicaba el porqué. Su familia era muy unida, por esa razón yo no entendía porqué, de vez en cuando, la madre de José se veía así, desanimada... Hasta que un día al fin lo entendí.

Bueno, como había dicho antes, eran 6 meses muy especiales. El 21 de junio cumplíamos 7 meses, faltaban solo 2 días y yo realmente estaba muy emocionada.

Ese día, el de nuestro cumple mes, fuimos a una plaza. Era la plaza en la que nos habíamos conocido. Nos conocimos en Enero del año pasado; yo estaba sentada en una banca escuchando música, mientras hacía mi tarea, entonces llegó él. Se sentó al lado mío y me dijo, con una sonrisa que me mataba:

-¿Qué escuchas?

Y yo le respondí:

-Es una canción de los Beatles, ¿quieres escuchar?

"Sí" me dijo él, entonces le pasé los audífonos y vi su cara de que le gustó, entonces le dije:

-Y ¿qué tal?

-Muy buena, ¿cómo se llama?-me dijo él.

-Oh Darling- le respondí.

Entonces se quedó mirándome a los ojos y un poco sonrojada le pregunté: "¿Qué, tengo algo en la cara?", él se rió y me dijo que yo era muy bonita. Ya se estaba haciendo tarde así que me dijo que se tenía que ir, yo estaba un poco apenada, no sé porqué, pero me dio su número y me dijo que lo llamara. Así que eso hice, apenas llegué a mi casa cogí el teléfono y lo llamé. Estaba un poco ansiosa y un poco preocupada, no será que me haya dado un número inventado. El teléfono estaba marcando y una voz me responde.

-Aló

-Eh, hola. Soy Miriam, la chica de la plaza.

-¡Ah, Hola! Así que tu nombre es Miriam.

-Sí...

-Bueno, Miriam, un gusto. Yo soy José.

-Ah, jajaja. Lindo nombre.

-Igual que el tuyo.

-Mm... Gracias.

-Oye, ¿te parece si mañana vamos a tomar un helado?

-Está bien, ¿a qué hora?

-A las 5 p.m, ¿te tinca?

-Sí, a las cinco te veo en la plaza, donde nos conocimos.

-Bueno, duerme bien.

-Gracias, tú igual. Adiós.

-Adiós...

Y se termina la llamada. Esas últimas palabras para mí fueron las mejores. Su voz era tan hermosa. Ay, no sé, será que ese chico me estaba empezando a gustar... Bueno, era mejor no pensar en eso porque aún no lo conocía y debía estar atenta para saber si era o no un bueno chico.

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