Prologo

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Katsuki despertó. Se despertó de buen humor. Probablemente porque en vez del usual bullicio de todas las mañanas, el silencio era acojedor y relajante. La asquerosa cama se sentía más cómoda y calentita de lo normal, lo que la llevo a acurrucarse entre las sábanas de agradable aroma escapando de la luz que se asomaba por la ventana. Además su insoportable compañera de cuarto no había hecho nada que la molestará hasta ahora. Bakugou casi hubiera podido sonreír por lo bien que iba la mañana hasta que abrió los ojos y todo se fue al carajo.

¿Por qué mierda lo primero que tenía que ver en el día era un anciano musculoso con sonrisa de pervertido y traje de licra? De verdad que iba a matar a Deku por su asqueroso fanatismo maniático hacía el héroe ficticio. Su cuarto de friki estaba abarrotado de mercancía del protagonista del cómic. Y la rubia tenía que sufrir las consecuencias arruinando su casi perfecto despertar.

Termino despertando con pereza y mal humor. Sin recordar bien cuál fue la última razón que le llevo a pasar la noche en el departamento del chico. Sino fuese por el mal gusto en la decoración ese lugar sería maravilloso, el nerd compartía un pequeño departamento cerca de la universidad con un emo ojeroso que se la pasaba más tiempo afuera que en el lugar. Vivían en un vecindario de viejitos por lo que la mayor parte del tiempo el barrio era silencio, seguro y tranquilo. Y la cama del peli-verde era cómoda y calida, mucho mejor que su dura cama que le habían otorgado en los dormitorios de la universidad.

No era como si Bakugou Katsuki no pudiera costearse su propio departamento también. Pero la chica prefería ahorrar su dinero para otras cosas de mayor prioridad. La renta del dormitorio era extremadamente barata y quedaba a un paso del edificio de derecho donde estudiaba, y si la estadía en el lugar se volvía demasiado insoportable, el departamento de Deku siempre tenía las puertas abiertas para ella. Cómo futura abogada no podía permitir que sus emociones la sobrepasaran como su yo de secundaria y preparatoria lo permitía. Así que había aprendido a controlarse, entonces ir a la casa del idiota de su amigo de la infancia siempre la devolvía en si.

Hizo la cama, porque Katsuki era una chica ordenada y perfeccionista. El desorden no era algo que soportara. Era un poco curioso pues, la habitación desbordante de mercancia Otaku estaba organizada, con todo en su lugar y sin ningún olor desagradable perceptible, al igual que todo el departamento. Para ser el hogar de dos adolescentes universitarios con poco tiempo libre, y sin ninguna presencia autoritaria, aquel departamento siempre se hallaba limpio y organizado. La rubia no lo diría en voz alta, pero le alegraba que eso fuera así.

Se estiro con pereza, el espejo de cuerpo completo en la habitación la reflejaba en la claridad del cuarto. Junto a el, en la mesita de Deku, la foto de dos niños se cruzó en su campo de visión. Una imagen vieja dónde el peli-verde sonreía con timidez y Kacchan con su gorrito de cumpleaños hacía una morisqueta a la cámara. No le prestó mucha atención a la imagen, ni al cursi hecho de que el nerd la guardada como algo preciado. Tomo su teléfono que reposaba junto a la foto, descubriendo para su enojo que el cacharro estaba muerto. Estúpida batería.

Se encontró con su rostro fruncido en el espejo. La ropa con la que había dormido le pertenecía a Deku, apestaban al enjuague con que el nerd lavaba su ropa. Un olor bastante agradable, que le recordaba al hogar de los Midoriya dónde pasaba sus días de infancia. No vio su ropa por ningún lado, lo más probable es que el pecoso se los haya llevado para lavarlo. No le molestó saber que el inútil la haya visto vulnerable mientras dormía. Ella sabía que el cobarde nunca se atrevería a hacerle nada.

Rebuscó entre las cosas ajenas hasta que consiguió un cargador, conecto su celular y sin importarle su aspecto o la falta de brasier salió de la habitación.

Lo primero que noto fue el sonido de la lavadora dónde seguro estaría su ropa. Luego las sábanas dobladas sobre el sofá del pequeño espacio del departamento destinado al la sala de estar. Prueba de que una vez más, su amigo de la infancia había dormido en el sillón, otorgándole la cama y la habitación a la chica por completo. Entonces el olor a quemado seguido de un ruido metálico provenientes de la cocina llamo su atención.

Nitroglicerina - Katsudeku/DekukatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora